Hace tiempo escribí un artículo que se puede leer aquí (Ayuntamiento en picada), donde argumentaba que los empleos públicos, a diferencia de los de la iniciativa privada, no se deberían heredad como si se tratasen de una casa, un terreno o un automóvil. Los puestos públicos, como lo dice su propia palabra, son de esta naturaleza porque su ejercicio afecta a la colectividad. Para bien o para mal, los empleos en el gobierno repercuten en el erario público, es decir, en el dinero del pueblo que administran los representantes que son electos para ello.
Es por esa razón que estos puestos ni se deben heredar, como ocurre con los sindicalizados del SUTSEM, ni deberían tener los sueldos y prestaciones que tienen. Más aún: ningún trabajador del Estado debería tener la base. Al menos no en este tiempo en que se han hecho cambios para lesionar las conquistas laborales de quienes no forman parte de la burocracia, de aquellos trabajadores de la iniciativa privada a quienes se les contrata por hora, a destajo y sin contrato colectivo, porque ellos no tienen Águedas que los defiendan de las utilidades que ellos mismos generan con su fuerzas físicas o mentales.
En cambio, ¿qué utilidad económica generan los burócratas? No se niega su productividad, su eficacia, y, en algunos casos su eficiencia para que tengamos un mejor servicio público, pero las utilidades del gobierno no vienen de la burocracia, sino de las contribuciones de los ciudadanos. Al contrario, ellos son los que se benefician del trabajo de todos que aportan para que les paguen sus jugosos sueldos. Y claro, no se debe confundir la productividad con las utilidades de una empresa. ¡Y menos de una empresa que es de todos!
Lo anterior lo expongo porque supimos de esa heredad que recibieron algunos hijos de burócratas en Ahuacatlán, y de otros más que buscan su basificación, pese a que el Pelón Bañuelos, ha declarado en dos ocasiones para este medio que no piensa basificar a nadie.
Al igual que Toño Cambero en Jala, y El Chato en Ixtlán, el profesor Bañuelos Morales ha sido categórico en su postura de no engrosar más la nómina del Ayuntamiento, de no dejar cargas a su sucesor que en su tiempo, también hay que decirlo, cometió este error de basificar a gente que, aunque hacía una buena labor, no tenían por qué ser parte de este problema que pone en peligro las finanzas del gobierno y que a la larga se hace ineficaz, porque no produce resultados.
El pueblo sabe que en el gobierno hay gente de más. Fotógrafos que son innecesarios, promotores que no promueven, asistentes, secretarios y demás oficinistas con trabajos mecánicos que puede hacer una sola persona.
Sin embargo es fuerte el pregón de que al menos cuatro personas que no son indispensables en el Ayuntamiento y que tienen una buena relación con el alcalde serán basificadas. Si esto es así, el profesor Bañuelos Morales estaría dejando una estela negra de prevaricación que en su momento quedarán debidamente asentadas en estas páginas.
Con nombre y apellido, con su trayectoria y su función pública, daremos a conocer a aquellos que pudieran beneficiarse de un acto desdeñable para el pueblo de Ahuacatlán, que ya empieza a elevar su protesta y no permitirá que se le siga atropellando con este tipo de canonjías a favor del gobernante en turno o del mismo SUTSEM.
Con todo, tenemos la fe en que Pelón Bañuelos honrará su palabra de no otorgar ni una basificación más.
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