Erase una vez un hombre sumamente estúpido –un loco o quizás un sabio– que, cuando se levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que por las noches casi no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.
Una noche tomó papel y lápiz, y a medida que se desnudaba iba anotando el nombre de cada prenda y el lugar exacto en que la dejaba.
A la mañana siguiente sacó el papel y leyó: “calzoncillos”, y allí estaban. Se los puso. “Camisa”, allí estaba. Se la puso también. “Sombrero”, allí estaba. Y se lo encasquetó en la cabeza.
Estaba verdaderamente encantado; hasta que le asaltó un horrible pensamiento:
⏤ ¿Y yo? ¿Dónde estoy yo?
Había olvidado anotarlo. De modo que se puso a buscar y a buscar, pero fue en vano. No pudo encontrarse a sí mismo.
[su_box title=»MORALEJA: » style=»soft» box_color=»#686868″]Uno de los males mayores, es la necesidad de controlarlo todo, cuanto más busques control más angustia sentirás, porque esa búsqueda de control produce pensamientos negativos y esos pensamientos negativos producen ansiedad y dolor emocional; como este cuento, y este hombre que se perdió.[/su_box]
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