Cierto día un capitán de barco y su rudo jefe de ingenieros conversaban. Empezaron a discutir sobre quién era más importante de los dos para que el barco navegara.
Como la discusión se tornó acalorada, el capitán decidió que por un día cambiarían de trabajo. El jefe de ingenieros estaría en el puente de mando y el capitán en la sala de máquinas.
A sólo unas pocas horas de haber iniciado el experimento, el capitán salió de la sala de máquinas. Venía sudado y sus manos, su cara y su uniforme estaban llenos de grasa y aceite.
- «Jefe», le dijo,«creo que tiene que venir a la sala de máquinas. No puedo hacer que los motores arranquen».
- «Por supuesto que no puede», le dijo el jefe de ingenieros, «acaba de encallar el barco».
Qué tontería en la vida es cuando comenzamos a creer que somos los únicos y que el mundo depende solo de nosotros. En la vida estamos rodeados de personas y cada uno tiene un papel vital que desarrollar.
[su_box title=»MORALEJA:» style=»soft» box_color=»#686868″]Necesitamos aprender a considerar al otro y saber que cada uno es experto en algo, y cuando nos unimos el barco de la vida puede marchar. Dios nos ha dado dones y capacidades a cada uno, pero siempre dejemos que Él sea el capitán del barco.[/su_box]
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