AHUACATLÁN.- “He querido dejar una huella de luz en el tiempo y ser recordado por algo útil”, escribió mi maestro en su libro Poemas y Cantares. ¡Y cómo no quedará rastro de un hombre que supo amar a su familia, su trabajo y a la humanidad entera! ¡Quién se atrevería a dudar de su enseñanza y del aprendizaje que muchos tuvimos en la escuela cuando ha sido el ‘Teacher’ más conocido de Ahuacatlán!
El profesor Antonio Sánchez García descansó esta mañana después de 77 años de una ejemplar vida que inició el 21 de enero de 1938 en su natal Cofradía, municipio de Nochistlán, Zacatecas. Entre sus últimos deseos fue hablar con su entrañable amigo, Pedro Roberto Velasco, con quien compartía sus luminosos pensamientos.
Fue en un hospital del Distrito Federal donde nuestro Teacher cerró sus ojos para dormir en la muerte luego de permanecer internado varios días para someterse a una delicada cirugía, producto de su hipertensión y males de un corazón tan grande como su nobleza.
Llegó a este pueblo de Sánchez Padilla en 1972, años después de haberse graduado de la Escuela Normal Superior “Nueva Galicia” de Guadalajara, Jalisco, donde obtuvo el grado de maestro en inglés y la licenciatura de Lengua y Literatura. Más tarde alcanzaría la maestría en Pedagogía por la Escuela Normal Superior de Nayarit.
En Ahuacatlán se dedicó un tiempo a la música, donde componía, tocaba y cantaba canciones. Al poco tiempo, fue invitado para dar clases en la escuela secundaria federal Revolución, donde le impartió clases a las primeras generaciones. Estando allí, fue nombrado subdirector, y posteriormente director en un plantel de El Colomo, municipio de Bahía de Banderas, donde se jubiló.
En este tiempo compuso varias poesías, siendo 4 de ellas merecedoras del primer lugar en los Juegos Flores de Ixtlán y Ahuacatlán – dos en cada municipio -. Dejó incluso un segundo libro de poesía.
Al momento de escribir esta nota, se desconoce en qué lugar se le rendirían sus últimas exequias. En su domicilio ubicado por la calle Guerrero casi esquina con 20 de Noviembre no se observa ningún movimiento.
Lo que empieza termina
ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA
Todo en la vida tiene una alborada
y por ende un final. Las montañas,
las plantas y las las flores
que reciben del tiempo sus fulgores
reciben polvo de oro, luz del día
en la circunferencia de sus dones,
y sus corolas triunfantes vivifican
todo lo que circunda en sus confines.
Dan las flores aromas, dan al mirlo sus miles,
sabiendo que nacieron para servir perennes, hasta
alcanzar un fin sin alentar desdenes.
Todo tiene un ocaso, todo tiene un final.
sólo el tiempo transcurre y en su andar
va guardando recuerdos de infinito caudal;
no teniendo la dicha de poder regresar
en el reloj del tiempo, su lento caminar.
El mismo arroyo de la montaña
fue formado un caudal
con una gota de agua de la primera edad
donde Zeus a su paso fue formado cascadas
de ámbar matinal.
La misma flor olvida que su belleza grata,
es tan sólo alborada…
Luz que luce en el tiempo y se convierte
en nada. Vivimos para el mundo. Y si el polvo
mundano da cabida a las rosas,
también la rosa muere
como la luz del alba.
La vida de los seres transcurre por el mundo,
contrastando desdenes y felices vivencias.
No olvidemos jamás que la paz permanente
entre pueblos del mundo, se logra solamente
si se respira amor, por los poros del alma.
Jamás olvides que la luz de oropeles,
es tan sólo fantasma que obnubila las mentes
y envilece las almas.
Todo tiene un ocaso…
Todo tiene un final.
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