Misael de Santiago Velasco
Para mis paisanos nayaritas el dolor que se siente por la pérdida de vidas y más de niños y bebés. El pasado 5 de junio de 2009, todos los noticieros radiofónicos, televisivos y escritos locales y nacionales daban a conocer una gran desgracia que estaba pasando en la ciudad de Hermosillo, Sonora. La incertidumbre crecía, decían que se estaba quemando una guardería con muchos niños incluyendo a muchos bebés. Conforme pasaba el día ya se conocía el nombre de dicha guardería, la “ABC”, en donde muchas gentes –hombro con hombro– buscaban la forma de salvar la vida de esos niños, de esos bebés, incluyendo a las trabajadoras.
De momento, como un chispazo, de esos que surgen cuando el peligro nos acecha, surgieron héroes anónimos que, no midiendo el peligro –como el de perder la vida– se arrojaron al interior de dicha guardería para salvar algunas vidas.
Los mismos noticieros dijeron que un joven anónimo, viendo el humo y el fuego que era intenso, no lo pensó dos veces y con su vehículo y tal vez con un aviso del más allá del que “tu puedes”, en reversa impactó las paredes de la guardería abriendo boquetes que permitieron a los bomberos y personas entrar y salvar a algunos infantes y a trabajadoras.
Como saldo trágico, 49 niños fallecidos, ya sea por la inhalación de humo o por quemaduras, y más de un centenar de niños y adultos con graves quemaduras.
Ha pasado un año, y esa huella es imborrable, sobre todo para los padres, familiares y también para la propia sociedad que en ocasiones se siente o se ve desprotegida. Muchos niños cayeron en desgracia; y como pasa siempre, los deudos esperando justicia o explicaciones de lo sucedido han peregrinado de oficina en oficina y nadie les explica nada. Han conseguido puras promesas de castigar a los culpables.
Ante tal tragedia, a nosotros que somos sociedad, tenemos responsabilidades, que cuando veamos que la integridad de la población está en peligro, tomar las decisiones de denunciar las anomalías, para que no pase algo igual a esta gran tragedia que enlutó a muchos hogares sonorenses y ahora declarado luto nacional, el 05 de junio.
En todos los municipios de Sonora se hicieron honores a la bandera y se izó a media asta, como día de luto nacional. En varias partes del país se hizo lo mismo.
Desde esta tribuna digo, para los deudos que alcancen la resignación, para los niños que se fueron al camino sin regreso, seguramente alguien en el más allá los necesitaba, descansen en paz.
Pido a todos ustedes no solo un minuto de silencio, sino aplausos para refrendar a los niños que siempre estarán en la memoria de sus padres y que la sociedad los recordará de algo inverosímil que jamás les hubiera pasado.
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