PICO BOULEVARD (1985) SEGUNDA PARTE
Por Rigoberto Guzmán Arce
3:- Es un sentimiento agridulce, te duele y te alegra el corazón. Una cosa es decir y otra cuestión es el hacer. Después de varios meses de cartas de amor e incertidumbre, Cati me escribe para informarme que ya convenció a los Nicas para que colabore con ellos. Le tienen confianza porque generalmente los fines de semana se incorpora a las actividades políticas y culturales que realizan en Casa Nicaragua y en otras partes de L.A.
Mientras voy preparando mi permiso, explicación familiar y renuncia laboral en la Secundaria Técnica 56, me decido a principios de diciembre del 84 llevar el plan y comienzo a explicarles a mis hermanos y mi madre sobre la idea. Mi padre creo que no se dio cuenta. Hablé sobre todo con mi hermana Gloria. Vivía en Guadalajara y fue un encuentro ríspido. Recuerdo que estaba planchando y pensé que me tiraría con la plancha. Quizás hubiera tenido razón porque me había apoyado un año y meses antes a conseguir empleo. Vengo de una familia pobre. Mi madre maestra rural de los años del cardenismo y mi padre de todos los oficios, sobre todo de cantinero.
Caminando y cavilando por las calles polvorientas y tropicales de Ixtapa, por las calles opacas y desiertas de Ixtlán entre la angustia y los desencuentros. La comodidad y las noches reposadas, el resolver problemas elementales. Vino la ruptura. La decisión en la calle Ortiz. Las despedidas de los seres maravillosos de mi vida.
El día 26 de diciembre de noche partí a Ciudad Obregón. Me esperaría mi primo Chay; sí, el mismo que sacaba los permisos a mi nombre. Después de una noche intranquila llego y nos vamos en la camioneta hasta Nogales. Duré dos días esperando el trámite. Mientras tanto la pasaba en el remolino de mis recuerdos de aquellos veinte años y entre la ilusión y la tristeza cuando me desahogaba metiendo goles con el equipo de la maquiladora TEMSA y las pequeñas botellas del blanco Bacardì contemplando la luz de la estación del tren que significaba el sur.
De nuevo en la ruta Nogales Arizona-Tucson-Los Ángeles pero, ya no de vacaciones, decidido a poner mi inocente juventud a favor de lo que creía. Ver la mañana angelina después de las intrincadas autopistas y me recibe Cati en su Mercury azul. Dos días súbitos y de encuentro con los conocidos. José Luís me hospeda otra vez en la Percy. La gratitud por la amistad que nació por la calle Morelos entre música de Abba y los Bee Gees, después las de José de Molina cuando la coalición de izquierda en las elecciones del 79 en nuestro pueblo tuvo 50 votos y el PRI, 3500. Festejamos nuestro triunfo en los portales con caguamas. Y aquí nos ataba las canciones de la nueva Trova Cubana. Días y noches de emoción y desventura, preguntándome ¿Qué andas haciendo Rigoberto? Deseos y golpes del alma por regresarme. Y eso que todavía no me enfrentaba a lo de Casa Nicaragua.
4:- Pico Boulevard es una de las avenidas principales que nace en Santa Mónica, en el Océano Pacífico y llega hasta el centro de Los Ángeles. Vía paralela al sur a la Olimpic Boulevard y al norte con Venecia Boulevard. Lleva el nombre de Pío Pico, el último gobernador mexicano de la Alta California. Multicidad de lugares públicos, comercios, suma de bullicios. Pasa por el Convention Center, lugar de nostalgia para los mexicanos, los frenéticos bailes, donde muchas parejas vivieron el amor de juventud y calmaban el desasosiego de la rutina cotidiana
La gran diversidad se manifiesta en los barrios coreanos, anglo americano, latinos, iraquíes, los afro americanos, el barrio japonés y judío. Me tocó compartir las desdichas y alegrías de los centroamericanos en el principio del año nuevo, el cercano para la pantalla del Compaq y lejano mil novecientos ochenta y cinco para el paso de los años. Compartir las pupusas, el caldo de gallina con camote y el gallo pinto, la yuca con chicharrón y el chancho frito.
Llegué con una maleta con libros de poesía, un cuaderno y dos plumas y de manera cordial me fui presentando con los Nicas. La Casa Nicaragua es como una bodega y al fondo tiene dos plantas. La sala o centro de eventos es amplio hay muebles y sillas apiladas a un lado del teléfono público. Tiene una oficina donde se reúne el consejo de nicaragüenses. Con la decoración de afiches relativos a la Revolución a la entrada del lado izquierdo existe el mostrador con abundancia de libros, folletos y periódicos.
Hay una sección para que las organizaciones sociales y no gubernamentales dejen las invitaciones de sus actividades. Voy recorriendo con los ojos inquietos el lugar, futura casa mía. Me presentan a los del consejo. Es un lunes de reunión. Estoy nervioso me ven con amistad e interés ¿Qué rayos anda haciendo este tipo mexicano en nuestros dominios? Llega Don Ramón, profesor universitario y cabeza del colectivo, que de inmediato me presenta con los que hacen falta de conocer. Me dice que ya sabía de mis necesidades e intereses por colaborar y ante el consejo soy bienvenido.
Julio Luna, de facciones mulatas y buen corazón, Julio Cardoza, engreído, Iván, sereno, Omar, fiestero, Alfredo, facciones de resaca, la esposa de Don Ramón, la señora Elsy, déspota, la que de inmediato me pone al tanto del mostrador. Subo al fondo en la segunda planta que tiene un mirador para contemplar la sala y la entrada. Todos se van retirando, cierro el portón azul y apago las luces de la planta baja. Me recuesto en un catre y pegado hay un pequeño escritorio de madera donde pongo mis objetos personales. Cuelgo la poca ropa a un lado con un cable que sostiene los ganchos. Escucho ruidos de la noche por la ventana que está en la cabecera.
Abajo es un callejón y después descubro que todas las noches nadie duerme por ese rumbo. Un estruendoso helicóptero pasa todos los ratos y descubro que tengo a un lado una escopeta que no sirve. Me levanto y en uno de los cuartos descubro una máquina de escribir olvidada y cientos de folletos y revistas. Voy vaciando cartones y bolsas, en el cuarto contiguo. Pila de periódicos viejos del Barricada de los primeros años. El Nuevo Diario, la biografía de Sandino, Carlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, las batallas feroces y desproporcionadas contra el dictador Tacho Somoza, la muerte del periodista ejemplar y escritor Pedro Joaquín Chamorro director de La Prensa, cuando bombardeaban los barrios pobres de Managua y las columnas negras desdibujando el lago, aquel terremoto del setenta y dos cuando Somoza lo vio como un gran oportunidad de hacer negocio.
Me voy quedando dormido abrazando a mi novia, la beso con cariño y entendimiento: la historia de Nicaragua. Mi primera noche en este vendaval de perplejidad y consternación… Continuará próximo viernes.
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