Iniciaba la tercera semana de diciembre de aquel 2007. Era la primera vez que acudíamos al Hospital Civil Nuevo de Guadalajara. A Omar, mi hijo, recién se le había detectado una insuficiencia renal. La enfermedad empeoraba día con día y esa ocasión me tocó cuidarlo. Creo que era un viernes –por la noche–.
Omar permanecía dormido la mayor parte del tiempo; así que yo me dedicaba a estar sentado junto a él y de vez en cuando a pasear por los pasillos del hospital o mirar por las ventanas.
En uno de esos paseos me acerqué a una ventana que daba hacia la calle de un fraccionamiento residencial y lo único que pude ver fue una inmensa oscuridad y solo una que otra luz encendida en el exterior de alguna casa.
Al ver todo tan oscuro pensé: ¡Apenas es la media noche!; pero cual fue mi sorpresa que al ver el reloj este marcaba las 4:00 a.m. del día sábado, es decir que ya era de día, aunque yo viera todo oscuro.
Después de observar por esa ventana me fui a dar un paseo por los solitarios pasillos del hospital, cuando de un elevador salió una mujer que llevaba puesto un colorido vestido y una amplia sonrisa y al verme me saludo con un efusivo BUENOS DIAS; le respondí un poco dudoso ya que yo insistía que era la media noche a pesar de haber visto el reloj y a esta mujer diciendo buenos días.
Al regresar a casa ese sábado por la mañana me encontré con que en mi familia había una situación un tanto desastrosa. Mis hijos que se habían quedado solos estaban muy preocupados por el problema familiar.
Me quede sólo en casa y me empecé a preocupar por la situación y a pedirle a Dios que nos ayudara, ya que el problema era algo grave y fue entonces cuando EL me mostró y me recordó que, ¡YA ERA DE DIA! ¡YA ERA SABADO!
Me dijo Dios que así como la noche anterior yo veía oscuro y era de día, ahora yo veía el problema muy difícil pero en realidad EL ya lo tenía resuelto y efectivamente, para después de medio día el problema inmediato anterior ya no existía. No había ni rastro de él.
Dios me quería enseñar que por más oscura y difícil que vea una situación si su reloj marca que ya es de día es porque así es. Si Él me dice que mis problemas están en sus manos aunque para mí no lo parezca así es. Si él me dice que le crea más a su reloj y a su palabra que lo que ven mis ojos, es porque así es.
No importa que digan las circunstancias o que vean nuestros ojos, lo ideal es creerle a ÉL.
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