Hace años, que la vida se ha vuelto de tantos colores, que es difícil saber en que punto cambió todo, cuando hace apenas unos años, la vida era más despreocupada, más llevadera y sin tantas cosas en que pensar. Era tan fácil correr por las calles, esconderse y comprar las frituras que vendía “Mariquita” Espinosa, en la esquina de la calle Morelos.
Tan sólo para regresar a casa, cansado de correr tras la pelota, pelear con mi vecino Efraín y no parar de jugar. Para oír un rato a Chucho El Roto y esperar la llegada de mi madre. Y luego el tiempo pasa, y cuando menos lo esperas, ya estás preocupado por tu estabilidad laboral, por tu carrera, por la salud de tus hijos, por tu pareja.
Los días ya no son como antes, que parecían patrones, que cada año se repetían. En todo este tiempo de transición, conocemos a innumerables tipos de gente, algunas que llegan, pasan y se van; otras que perduran y otras, que simplemente se les saca la vuelta. Los innumerables fracasos me han hecho cauteloso, sobrio, y sereno. Y las preocupaciones forjan a diario, al adulto que siempre he querido ser.
Y con el tiempo, se aprende a disfrutar estos nuevos colores, se aprende a respetar al ser más pequeño lo mismo que al ser más grande. Se aprende que de todos los adultos con los que te relacionaste, tus papás, tus abuelos, tus tíos, tus maestros, el señor de la tienda, Jorge Solano el entrenador, o doña Juanita la de las gorditas, y hasta Don Panchito, aquel hombre invidente que instaló el primer puesto de vendimias en el parque Morelos de Ahuacatlán…
¡De todos tienes un cacho! Una amalgama de material que forja un gran pilar que siempre esta en continua construcción, pero que los cimientos fueron dados por todos esos adultos que en nuestra niñez, nos daban la protección y la certeza de un mundo… un mundo mejor. El pilar de nuestra vida mis amigos, ese pilar que nos mantiene serenos a pesar del constante pesimismo que hay en nuestro entorno y de todo ese rollo de la influenza, del calentamiento global, etc.
El pilar de nuestra vida, que nos guía siempre para llegar a ser ese adulto que en un futuro forjará o dejará parte del pilar de la vida de alguien más que a su vez, dejará un cachito a otro ser; y eso va creando el gran pilar de nuestra vida.
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