[Cuando se quiere estudiar, no importan las condiciones]
Todos en esta vida somos estudiantes, porque vivir es aprender. Aprendemos cada día, de nuestras experiencias, de un niño, de un libro, de un amigo, de nuestros padres. Pero existe un día especial para el escolar de secundaria, de bachillerato o de nivel superior: El Día del Estudiante, que se celebra el 23 de mayo.
Al hacer memoria de mis años estudiantiles me doy cuenta que no recibí la mejor educación, pero sí tuve los maestros y profesores que me dieron las herramientas para que yo mismo me forjara por investigar, conocer y aprender, y así desarrollar mis destrezas y habilidades. A esos educadores mi respeto y admiración.
En mi época de estudiante ya se notaba que venía una decadencia y una deformación del estudiantado, situación que en la actualidad es aun más grave. Cada año que transcurre se escucha las quejas de las autoridades universitarias que expresan que los estudiantes tienen grandes deficiencias en materias elementales como español, matemáticas, al momento de presentar sus exámenes de admisión.
Esta crisis se agrava ante la falta de esfuerzos de las autoridades gubernamentales que no dan señales de cuales son las medidas que impulsarán para darles a los estudiantes una educación acorde con las exigencias actuales que exige el mercado laboral. Nos dirigimos hacia un camino dudoso y difícil para el país.
Nuestros estudiantes están secuestrados, no sólo por la falta de respuestas del gobierno, sino también por una serie de factores por todos conocidos que afectan directamente a nuestra juventud: La inseguridad en las calles.
Hemos sido testigos de los niños que han fallecido producto de las guerras entre pandillas en los barrios; jóvenes que mueren a diario, porque se introducen en el mundo del tráfico de drogas, armas y otras actividades delictivas que generan mucho dinero de manera fácil, creando falsos valores, los cuales atentan contra la sociedad y que si no atacamos pronto nos depararán en un futuro incierto lleno de problemas sociales, económicos y hasta políticos, donde el actual gobierno será recordado como el cómplice de llevarnos al fracaso como nación.
Ser estudiante no es fácil porque es un largo camino por recorrer, un camino que nunca termina.
Pero también tiene recompensas y satisfacciones. Mientras más estudies y te esfuerces, muchos más frutos verás al recoger la cosecha.
Por eso, si eres estudiante, te exhorto a que no mires al camino, ni los tropiezos que tengas en él, sino que mires adelante hacia donde están las metas y sueños que te has propuesto.
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