La palabra socialista todavía causaba temor y fácilmente las personas evadían la participación, pero irrumpió tan fuerte que don Chico ya no pudo alejarse por la fuerza del destino y sus convicciones y en un plebiscito en la plaza principal fue electo secretario general del PPS en 1974.
Todavía la vida era inocente y el partido en el poder tenía un control casi absoluto, pero había un líder que sacudió al sistema: Alejandro Gastón Mercado, hombre de acción y palabra incendiaria, ya había sido diputado local y presidente municipal de la capital en el gobierno estatal de Roberto Gómez Reyes.
Se lanza como candidato a gobernador y recorre ejidos, rancherías, ciudades y ante la convocatoria provocada por su carisma y la emoción que provoca en las multitudes cada acto se transforma en una utopía que se puede tocar en Jala, Ahuacatlán, toda la Costa, Santiago, Tuxpan, Acaponeta y sobre todo en Tepic. Arriba en camionetas de redilas suben los militantes para asistir a un mitin de Alejandro ondeando banderas solferinas y contentos por no decir entusiasmados sufragando sus gastos y pegando con la mano “pelona” carteles en las paredes, postes, pilares, arboles y piedras con la revoltura de la sosa cáustica, harina y agua. La animación en las concentraciones con la biografía cantada del hombre de Aután, municipio de San Blas.
En nuestro pueblo los candidatos a la presidencia municipal eran por el PRI, el profesor J. Guadalupe Sánchez Jaime apoyado sustancialmente por su gremio y campesinos. Hombre amiguero, carismático y preparado. Por el PPS el doctor Roberto Espinoza Ledesma, buen conversador y apoyado por la clase media. Las elecciones de 1975 se convierten en una polémica porque el gobierno central no aceptó su derrota y durante las elecciones donde veían que iban abajo en las votaciones llegaban los soldados para llevarse las urnas. Las complicidades brotaron porque las elecciones las organizaba el mismo gobierno y decidía quién ganaba.
Ante el gigantesco fraude y las intimidaciones, sin importarles las manifestaciones de protesta y con el cerco informativo a su favor; primero trataron de negociar con el dirigente Jorge Cruickshank García, dirigente nacional del partido, a quien le ofrecieron 9 municipios por 10 del PRI y este partido con mayoría en el Congreso, el dirigente no aceptó porque se vendió mejor con una senaduría representando al estado de Oaxaca. Impusieron al coronel Rogelio Flores Curiel que no tenía realmente nada que ver con nuestra historia y nuestra tierra.

Era un favor a sus servicios durante la matanza de estudiantes de Tlatelolco 68. Alejandro recorrió el país dando a conocer el robo y como alma en pena se fue diluyendo así como los simpatizantes y los furiosos y consternados militantes que se fueron a que los cobijara el poder porque fueron aves de paso y Francisco Sánchez Delgadillo fue de los hombres que siguió en la brega con todos los partidos de izquierda que se formaron durante los años siguientes. Un hombre consecuente de sus palabras y los hechos.
Fue en esa época cuando nos comenzaron a mandar señales e invitaciones para que asistiéramos a las reuniones en un caserón del doctor Roberto a los jóvenes preparados como Manuel Benítez estudiante del Centro Regional de Ciudad Guzmán, José Luís Sánchez González del CECYT 27, formidable en la oratoria, José Luís Santiago López, estudiante avanzado en ideas socialistas también del CREN y Rigoberto Guzmán Arce, sensible y de primer año de la preparatoria 6.
Claro está, comandados por el profesor Rutilio Nava Rojas y Francisco Sánchez y junto a sus esposa Margarita y sus hijos mayores Memo y “Pita”, en esa Era de incertidumbre cuando el poder envalentonado no dejaría crecer el movimiento para que no los volviera agarrar desprevenidos porque el pueblo cuando se decide no hay poder humano y material que lo detenga…
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