El Hotel Ejecutivo Inn – antes Hotel Corita – ha recibido la visita de importantes personalidades.
Rememorando las vivencias y anécdotas en mi paso por el Hotel Corita, de Tepic, he de comentar también que en ese mismo sitio fue donde conocí por primera vez a dos dirigentes estudiantiles: Felipe de Jesús Sánchez Villegas, fallecido en días recientes, y a Olegario Zamudio. El primero de ellos fungía en ese entonces como Presidente de la FEUAN, en tanto que el segundo se ostentaba también como líder estudiantil de una institución que no recuerdo por ahora.
A éste último lo recuerdo como un chico arrojado, valiente, pero subversivo a la vez. Llegó al Hotel para alquilar el Salón “Las Palomas” donde tendría lugar un encuentro entre estudiantes: “¿Es usted el Gerente?”, me preguntó, con aires de suficiencia. Y tras asentir, lanzó una amenaza que también sonó a advertencia: “A lo mejor vienen unos cabrones, ¡Pero los vamos a tronar!, ¡Usted no se asuste!”, aseveró.
En previsión de algunos disturbios, solicité el apoyo de la Procuraduría, pero afortunadamente aquel encuentro estudiantil transcurrió en sana paz…. Con el paso de los años me reencontré con Olegario, justo cuando incursioné en el ámbito de la política, pero el ex dirigente estudiantil jamás me reconoció. Sin embargo hoy puedo jactarme de ser su amigo, pues coincidentemente ambos profesamos el mismo oficio; es decir, somos periodistas.
Cuando transcurría el mes de junio – de 1983 – conocí también a Tehua, una de las cantantes más famosas de la música tradicional mexicana. Ella se hospedó en la suite 312, junto con otro cantante y compositor más famoso aún: Oscar Chávez. Ambos habían sido contratados para una “presentación”, invitados por un grupo de comunistas de Tepic.
Tres días antes de que arribaran al Hotel, Tehua se había presentado en el programa “Siempre en Domingo”, dirigido por Raúl Velasco. Un servidor tuvo la oportunidad de conversar “largo y tendido” con ella, pues era sumamente sencilla, abierta; siempre acostumbrada a usar vestimenta típica, vestido largo, autóctono, huaraches…. No era una mujer atractiva, ni de rostro ni de cuerpo; pero todo eso lo compensaba con su sencillez.
Por cierto, dos o tres veces desayuné junto a ellos, es decir, al lado de Tehua y de Oscar Chávez. Éste poseía un vozarrón, aunque era muy parco al hablar y hasta daba la apariencia de ser antipático. A Tehua le encantaban los chilaquiles con harta cebolla, y así mismo devoraba los camotes enmielados que le servía Vicente, uno de los meseros del restaurant.
Dos o tres días antes se habían hospedado también los jugadores del equipo Pumas, de Primera División, quienes sostendrían un encuentro de preparación contra las Chivas Rayadas del Guadalajara.
En la Delegación de los Pumas venían jugadores muy experimentados, como era el caso de “El Pata Bendita”, así como Manuel Negrete, quien anotara el gol mas bonito del mundial de México 86 – tres años después de haberse hospedado en el Hotel Corita -; pero también conocí ahí mismo a otros jugadores noveles, entre ellos Alberto García Aspe y Miguel España. Todos ellos se llevaban muy bien. Los recuerdo bromeando y jugueteando en la Alberca.
Por esas mismas fechas recibí la visita de unas chiquillas muy inquietas. La que parecía ser su líder se sentó frente a mí, solo para acodar los precios para el alquiler de un Salón. Luego supe que ellas formaban parte de un club de admiradoras de René, quien para ese entonces ya había abandonado al famosísimo grupo Puertorriqueño conocido como “Menudo”…
René, debo decirlo, parecía un chico de costumbres raras; o por decirlo mejor, daba la apariencia de ser gay. Y había llegado a Tepic para unas presentaciones, junto con un tal Jhony – también ex menudo – y Arturo Vázquez, hijo del famoso cantante Alberto Vázquez y de la también famosa actriz, Isela Vega.
Estos, cabe aclarar, no se hospedaron en el hotel… simplemente acudieron a este establecimiento para convivir con sus fans; y aunque las organizadoras trataron de manejar este encuentro con el mayor sigilo posible, la verdad es que se “las vieron negras” para controlar a la muchedumbre que se dio cita en el hotel, la mayoría de los cuales esperaba afuera.
Y si René daba la finta de ser homosexual, Arturo Vázquez no lo parecía menos. A éste último, por cierto, no le cayó muy bien el platillo especial que se les preparó para ellos. Sus gestos así lo indicaban. Pero bueno, éstas son otras de las anécdotas ocurridas durante mi estancia en el Hotel Corita. Luego abordaremos otras vivencias y sucesos importantes. Así que otra vez…. ¡Quedamos pendientes!
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