La mano fue descarada dentro del área y a mí por poco y me da el soponcio. Grité, pataleé y creo que se me alborotó la úlcera luego de que el árbitro se abstuvo de marcar el penalti; pero yo, desde este rinconcito le recordé su máuser.
Me mecí los cabellos, furioso y hasta me dieron ganas de aventarle un huarachazo a la Panasonic. “¡Cálmese, orita metemos gol!”, me dijo Cesarín, asustado.
Y efectivamente, seis minutos después el ex barcelonista y hoy esmeralda, colocó el balón en las redes de certero cabezazo. Fue entonces que brinqué como chiva loca; ¡Por poco y me golpeo la cabeza en el filo de la puerta!; pero el gol me empezó a tranquilizar y de ahí p´al real sentí la confianza. “Ya estamos en octavos de final”, dije para mis adentros.
Lunes futbolero y hasta tuve qué adaptar los horarios para poder ver tranquilo a nuestra selección. Solamente cambié un poco la rutina trasladándome en primera instancia a Ixtlán.
De regreso colaboré un poco en los quehaceres de cocina y a eso de la una y media de la tarde tendí un cobertor en el suelo, ahí junto a la puerta para sentir la frescura del viento. Coloqué una almohada en la pared y desde ese sitio escuché los comentarios previos a este duelo.
Cuando el árbitro pitó el inicio del partido la adrenalina empezó a subir de tono. Croacia salió con todo, pues necesitaba la victoria para pasar a la siguiente fase. Nosotros con el empate teníamos, pero ¡Ah!, ¡Cómo me hicieron sufrir!
El disparo lanzado por Héctor Herrera al minuto 15 disipó un tanto mis nervios. Y es que, los teníamos encima, pero el Tri logró equilibrar las acciones para enseguida posesionarse del balón. El disparo de Herrera fue el primer aviso.
Al minuto 20 Oribe Peralta le ganó la espalda a los delanteros, pero se resbaló y desperdició una excelente oportunidad de gol.
Los tiros de esquina de los Croatas me intranquilizaban muchísimo y al finalizar el primer tiempo intenté relajarme zampándome unos tacos bien picosos que bajé con agua fresca de plátano.
Mi corazón se aceleró al minuto 65 de tiempo corrido con el garrafal error del silbante al no marcar una clara mano de la defensiva de Croacia dentro del área. Yo creo que hasta la glucosa se me disparó, por el coraje.
Cuando Rafa Márquez anotó el primer gol de México la serenidad regresó a mi cuerpo. ¡Y ándale que les anotamos el segundo!… Guardado, de un zurdazo nos dio aún más tranquilidad.
En verdad los traíamos todos locos. Creo que fueron los mejores instantes de México, porque a los pocos minutos de nuevo adelantamos el marcador gracias a un sólido cabezazo de El Chicharito…
A partir de ahí empecé a sentir lástima por los Croatas. Veía los rostros de sus paisanos y percibí su impotencia, su desesperación. La soberbia mostrada en la víspera quedó aniquilada con la excelente actuación de nuestra selección.
De todos modos adelantaron sus líneas y por poco y nos clavan un gol, pero Moreno llegó puntual a la cita y evitó que el balón se colara a la meta resguardada por Memo Ochoa.
Ya casi para finalizar el partido anotaron el gol de la honra y yo dije: “¡Me vale Wilson!, ¡nos la pellizcaron estos ca-bezones! ¿No que muy muy?”.
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