¡No puede ser!

Su estado era de angustia. Sumido entre su mundo se decía: “¡Qué cansado estoy de vivir en este mundo! No tengo rumbo ni dirección, porque todos los días veo lo mismo, la tristeza de la gente, y la misma violencia, muertos pobreza, y niños muriendo de hambre. Ya no se qué hacer; mejor saldré a caminar, antes que mis hijos empiecen a llorar, y mi esposa empiece a pelear, pero avisaré a mi esposa que ya regresaré”.

— Amor, amor, saldré un rato y ya regresare –; Pero la esposa seguía sentada en su sillón leyendo un libro. Y el esposo le dijo de nuevo:

— Amor, amor, te estoy hablando porque no me contestas, o estas enojada? pero si no he dicho nada que te pueda ofender, ni quiero reclamar nada.

En ese momento aparecieron los hijos para darle las buenas noches a la madre y le dijeron:

— Mami, mami, y papi no ha regresado; ya tenemos sueño y nos iremos a acostar.

— Bueno mis pequeños, solo denme un beso, y yo le diré a su papi que lo estuvieron esperando y ya están en la cama.

Pero al ver el esposo, que no lo habían reconocido sus propios hijos, y que su esposa no le respondía cuando le hablaba se dijo:

— Bueno, que está pasando aquí, que mi propia familia no me puede ver que estoy delante de ellos.

En ese momento oyó una voz del cielo, que le decían:

— No te preocupes, que no te podrán oír, porque tú los puedes ver pero ellos no.

— ¿Quien eres tú?, ¿Por qué me hablas así?, ¿Por qué dices que no me pueden ver, ni me pueden oír? No me digas que estoy muerto, no, no. No lo puedo aceptar porque yo amo la vida, amo a mi familia, y lo que dije fue porque estaba estresado. ¿Quiere decir que no podré abrazar a mi esposa, ni podré besar a mis hijos? ¡No, no!

En ese momento alguien le dijo:

— Oye, oye, ¿Qué te pasa?, ¿Te sientes mal?

— ¿Qué pasó?, ¿Qué pasa?

— Te quedaste dormido y te vine a despertar, porque tu esposa está aquí con tus hijos.

Moraleja: Amemos la vida, y no nos quejemos de todo, porque muchos están enfermos y no tienen cura, y otros no tienen que comer. Por eso tenemos que dar gracias a Dios por la vida