De un tiempo para acá, es imposible que la señora Irma Hernández Huerta pase desapercibida por los habitantes de Ahuacatlán. Tal vez por su nombre de pila pocos la reconozcan, pero si decimos que es la señora “de los tamales”, de los tamales de elote, entonces ya cambia la cosa.
- “Siéntese y ahorita hasta le ponemos música”, me dijo muy contenta cuando le dije el motivo de mi visita.
Y es que al cabo de este año Irma recibió un radio con bocinas que le mandó su hija Sandra Yanet desde Estados Unidos con el que se hace escuchar y anuncia mediante un micrófono de diadema: “Tamales de Eloooteee, los tamaaalees de eloteeeee”. Una simple y sencilla frase que de tanto repetir los niños la corean por las calles.
La tradición comenzó hace 20 años. Pero el crédito, lo aclara muy bien Irma, es de su señora madre, María Dolores Huerta González, quien desde la una de la madrugada ya está en pie para rebanar los elotes que una hora más tarde, muele junto con ella en un molino eléctrico.
En el negocio familiar también participa el señor Roberto Hernández González, padre de Irma y esposa de doña María Dolores. Al principio, dice Irma, su hijo era quien vendía los tamales a las afueras del mercado Aldama, pero tuvo que estudiar la universidad y ella se hizo cargo de la vendimia en bonanza.
Desde las siete de la mañana Irma se pone en la puerta central del mercado municipal, pero para las ocho se cambia a la esquina de la calle Allende y 20 de Noviembre, frente a la antigua Zapatería Aldo. En los últimos meses además sale por la tarde a vender los vaporosos y cremositos tamales por las principales calles del pueblo.
¿Cuál es el secreto de sus tamales?, le preguntamos.
- “El elote”, responde sin titubeos Irma.
Éstos los compran con un agricultor que se los trae de Tepuzhuacán o de Ixtlán del Río. Igualmente, refiere, le ponen de la mejor mantequilla del mercado.
Los tamales de elote cada vez son más demandados. Inclusive el año pasado se llevaron tres centenas a la Feria de Nayarit en California, y los pedidos para exportarlos a otros pueblos y ciudades van en aumento. Además, los pasajeros y choferes de los autobuses que van y vienen a Amatlán de Cañas y que se estacionan muy cerca del mercado, no se van sin conocer “los tamales de elote” de Irma y doña María Dolores.
Y usted, ¿ya los probó?
Discussion about this post