La gente antigua de Ixtlán era muy afecta a la narración de leyendas. Actualmente esta tradición se ha ido perdiendo, probablemente debido a la existencia de la radio y la televisión. Antiguamente se contaban leyendas de brujas, duendes, lloronas, aparecidos y demonios.
Y ahora que se acerca el Día de Muertos, llega a mi memoria una leyenda que me contó un radiotécnico que habitó una finca situada cerca de la unidad deportiva. Creo que se llamaba Polo.
El diablo – contaba el buen Polo – se iba a llevar a su casa una piedra; y después de que la hubo atado con mecates, trató de arrancarla del suelo de lava Volcánica donde estaba, pero fue tanto su esfuerzo que dejó marcadas las costillas, y al no poder cargarla antes de que el gallo cantara, la abandonó.
Otra leyenda más es aquella donde se asegura que existen túneles que van desde el Cerrito de Cristo Rey a distintas direcciones, así como de otro túnel del que se dice construyó un temible bandolero, muerto a balazos en una reyerta con los soldados, a un costado del Templo de Santiago Apóstol.
Asimismo, se habla de una campana encantada; y al respecto, contaban que cuando fue colocada, cayó y se hundió en el suelo, quedando allí encantada. Se dice que trataron de sacarla pero que fue inútil, ya que entre más escarbaban, aquella más se hundía.
Se habla también de que en los cerros hacen sus sesiones las brujas y que después salen a chupar la sangre de los niños pequeños, principalmente de aquellos que no están bautizados.
También se cuenta de un jinete vestido de negro, con botonadura de oro, que se aparece por la calle Eulogio Parra, sobre un caballo negro, de cuyos cascos y cola salen chispas. Aseguran que seduce con su riqueza a la gente codiciosa.
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