IXTLÁN DEL RÍO.- Al momento que escribo en la tarde de este domingo, ya pasaron cincuenta y tres horas que el joven estudiante y amigo Eduardo salió de su casa este viernes para asistir a la preparatoria 6 como un día más de su sexto semestre y pensando en el futuro que se acerca para ingresar a la Facultad de contaduría en la UAN. Bajó posiblemente por la transitada avenida Hidalgo y no llegó a la escuela. Sus compañeros extrañados. No regresó a su casa.
En la mañana del sábado tengo una entrevista con un personaje de la ciudad y mientras hacía preguntas y escribía respuestas, recibo una llamada por parte de mi amigo Jorge González y me pone al tanto de que una brigada de compañeros andan indagando sobre Eduardo a petición de la mamá, que ya van a mandar imprimir volantes y se inundó la red social de Facebook, con su foto y rasgos físicos.
Pronto termino y me comunico con los demás compañeros. Regreso a la casa con cierta información de que es algún coraje momentáneo. Me lleno de pensamientos cuando compartimos el muro y nos abocamos de etiquetar amigos para solicitar ayuda. Voy a su casa y su hermana que me recibe dice que Lalo es un hermano sensible y que siempre está atento a servir a los demás y que no puede hacer caprichos de ausencia de esta naturaleza.
Me vengo caminando desde el módulo de la UAN, piense y piense, sacando conjeturas y desafiando hipótesis que me brotan en cada metro que piso. Estoy aturdido. Busco a la mamá que se encuentra en una de las jardineras de la plaza Juárez junto con elementos de la división de investigación de la Fiscalía del estado. Están sus compañeros como Nery, presidente de la asociación de estudiantes, Liz Esparza, amiga incondicional de Eduardo y la joven que también ha participado en la quermés de los domingos.
Entre autos estacionados están compañeros de la FEUAN. Me acerco al director de la escuela y me comenta que el perfil definido de Lalo, trabajador y responsable, no da para que se haya ido y que mortifique a su familia. Me regreso con más angustia. Y veo que ya están colocados volantes en las afueras de tiendas y ventanas de vidrio.
Solicito información de salidas a Guadalajara y Tepic del viernes de mañana y no recibo respuesta porque el encargado no está y que regresa a una hora y luego que no está porque ya se fue. Llego a la casa y subo para seguir ahora por los caminos de la tecnología. Comparto y me pongo en contacto con mis compañeros y estamos buscando respondernos ante este acontecimiento que nos cimbra porque Eduardo forma parte de nuestras alegrías y sueños de ixtleco.
Reviso el muro de Lalo y veo lo último que puso y días antes y no encuentro algo que sirva de sospecha. No creo que tenga enemigos. El miércoles estuvimos juntos y fuimos a varios lugares y nos íbamos contando nuestros problemas cotidianos del albergue, los retos y de las reuniones con Cáritas.
Le regalé el periódico de la columna dedicada y le dio tanto gusto porque sabe que puede contar conmigo. Se despidió porque tenía que irse a su casa porque a las doce entra a clases. El jueves lo busco donde quedamos y me manda decir que no puede acompañarme a preguntar sobre la legalización de la asociación civil “Ayúdanos a ayudar”.
La fiscalía se encarga de llevar las investigaciones, van a revisar las cámaras de vigilancia de la avenida, saber si salió de la ciudad, preguntar a los vecinos del albergue si llegó, allí; si estuvo en los portales o rodeó para irse por las calles laterales del centro. Mientras nosotros llevamos una pena en el alma… necesitamos saber de Eduardo Rivera Velázquez.
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