IXTLÁN DEL RÍO.- Angelina Partida radica en Ixtlán y es madre de tres niños. Su esposo es obrero de una empresa cervecera; y ahora que se acerca el regreso a clases decidió vender tamales, duritos y otras fritangas, para ayudarse con los gastos, pues el “chivo” no le da para más.
De acuerdo con sus cálculos, entre los útiles escolares de sus tres hijos gastaría algo así como mil pesos, ¡Casi medio sueldo de la quincena de su marido!; por eso – dice – decidió invertir parte del dinero que le entrega su “viejito” para hacer tamales y otras “botanitas” durante tres fines de semana continuos. Esto es con el fin de afrontar los demás gastos que se fueran generando debido al regreso a clases, pues refiere que, “ni modo de pagar los libros y no comer”.
Pero no solo se trata de solventar gastos destinados para la compra de cuadernos, juegos geométricos, plumas, lápices, forros y demás útiles escolares, pues también se requiere dotar a los niños de uniformes, zapatos, cortes de cabello, inscripciones, colegiaturas ¡Y hasta cuotas a la sociedad de padres!
La situación de Magali Ramos, quien es empleada de una tienda comercial de la zona centro, no es muy distinta. Como madre soltera de dos niños, comenta que los gastos por inicio de clases son una “barbaridad”; e incluso piensa en la posibilidad de llevar alguna de sus pertenencias a cierta casa de empeño que se ubica por la avenida Hidalgo.
Judith Cervantes es una de las tantas amas de casa amotinada en el centro de Ixtlán del Río para comprar los uniformes escolares, camisas blancas y pantalones café oscuro. Considera que tuvo mucho tiempo para prepararse económicamente con un ahorro, pero al final de cuentas terminó por pedir prestado a su hermano Valentín, al que por cierto ya le debe una buena cantidad de dinero.
Esta es en sí la difícil situación que durante estos días enfrentan miles de familias. El regreso a clases obliga a muchos a limitar sus gastos de alimentación. Esa es la realidad de muchas familias.
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