Silenciosa metamorfosis urbana nos cambia el “aire añejo” de la ciudad en Ahuacatlán. Construcciones del Siglo XVIII y XIX lentamente están desapareciendo del rostro y memoria para dar pasó a modernas edificaciones del Siglo 21.
En algunos casos la “Magia” de su permanencia desaparece inexorablemente ante el abandono y destrucción. En unos 10 años más este tipo de construcciones serán las más cotizadas, buscadas y preservadas ante la inherente vocación turística del pueblo y serán los objetos-herramientas productivos más demandados para cuando la autopista Jala-Vallarta nos ponga a Riviera Nayarit en nuestras mesas el talento del “Nayarit Colonial”, exigiendo nuestra “Riqueza histórica y cultural” de la cual se obtendrán ingresos de autoconsumo, sustentabilidad y autosuficiencia; por supuesto, para quienes lo sepan conducir, preservar y desarrollar adecuadamente. Quienes posean recursos de ésta clase podrán vivir de ellos prestando un servicio turístico.
Hostales, cafés, salas culturales, rinconcitos bohemios, fondas, casas de artesanías, bazares, curiosidades, etcétera.
Con originalidad e imaginación, poca inversión e ingenio, Ahuacatlán podría aspirar a ser un “Pueblo Mágico” más en el cuadrante sureño del estado.
La absurda falta de visión en estos beneficios alternos a mediano plazo, asemejan a quien corta una rama sobre la que se sienta, sin pensar bien el sustento que le da lo sencillo.
Los mejores destinos turísticos poseen estas esencias fundamentales y por tanto, recomendamos analizar a quienes puedan hacer lugar para el dicho.
Hagan sus apuestas.
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