Desconozco su nombre, pero se trata de una mujer de tez blanca y llenita; trabajadora del Seguro Social adscrita al Centro Médico de Occidente en Guadalajara.
Ella entra a trabajar a las 7:00 de la mañana, para salir a las 2:00 de la tarde. ¿Cómo lo sé? Fácil; y es que no han sido pocas las ocasiones en que la he visto llegar y salir del hospital, allá en la capital tapatía.
Considero que es un ejemplo de mujer. Todo mundo voltea a verla porque ella tiene una particularidad muy notoria. Siempre llega a su trabajo sonriendo y saludando. Su voz retumba por los pasillos y no solamente saluda a sus compañeros, a doctoras y doctores, a enfermeros y enfermeras, a afanadores y afanadoras, al guardia de seguridad y a todos los pacientes. Sí, a todos los pacientes.
Mientras recorre los pasillos va sonriendo y saludando. Voltea a su izquierda y a su derecha. Saluda al que encuentra a su paso o al que abre o cierra una puerta. ¡A todo mundo!: Buenos días, buenos días, buenos días… buenas tardes, hasta mañana; buenas tardes, hasta mañana; buenas tardes, hasta mañana.
Ese es su estilo, un estilo que a todos agrada. Nunca se le ve de mal humor. Sonríe y saluda, saluda y sonríe y a los que conoce por su nombre los llama entonces por su nombre.
Ella es como una especie de antídoto para cualquier tensión. Los que esperan ser atendidos en el laboratorio, por ejemplo, sienten esa vibra; porque un simple y bien sonoro saludo representa el elixir del quehacer cotidiano.
Dicen que quien pega primero, pega dos veces. Bueno esto es una regla máxima para el boxeo, pero creo que esto no solo aplica al ataque, sino también al bienestar emocional que deriva la cortesía.
Los psicólogos señalan que la función social que cumple el saludo es la base del intercambio humano.
Hoy en día, las personas viven distraídas, están llenos de estímulos que la tecnología los invade, se desconectan de una manera que ustedes pueden observar en los centros comerciales y hasta en las calles de la ciudad caminando cabizbajos mirando al celular o escuchando música con los audífonos. Estas personas están gritándole al mundo que no son amistosos.
Por favor: saluden, y efectivamente estarán contribuyendo a crear una atmósfera más amigable y feliz. Hay que emular a la esta mujer que labora en el Centro Médico de Occidente.
Debemos luchar por un mundo mejor, y como explican las reglas de cortesía para saludar: ¡quítese los guantes y sonría!
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