Omar G. Nieves
Para mi entrañable amigo Olmo.
Se trata de tres jóvenes de la India que proceden de diferente estrato social y que llegan a conocerse en la universidad. Uno de ellos, Rancho, resulta ser una influencia determinante en la preparación y actitud que los otros dos asumirán durante el resto de sus vidas, esto debido a la enorme sapiencia y sencillez que posee.
Este filme hindú, producido en Bollywood, deja al espectador con muchas reflexiones; pues así como aborda la problemática de la presión en el trabajo y la escuela, la competencia económica y esa lucha felina que actualmente se vive por el capitalismo, también ofrece soluciones prácticas para vivir feliz, situación de la que muchos carecen en la actualidad.
Y como no somos de los que gustan revelar los episodios de las películas, expondremos aquí algunas ideas e interrogantes que muchos nos hemos hecho y que a lo largo de esta cinta se resuelven de forma muy ilustrativa.
Sin duda, nuestra vida está plagada de temores. Nuestro temor regularmente está fundado en lo que no sabemos, en lo desconocido. Nuestro corazón se asusta fácilmente, por eso a veces es necesario engañarlo, decirle que todo está bien (all is well). Eso no podrá solucionar tal vez nuestros problemas, pero nos dará el coraje para hacer las cosas. De esta manera, muchos ponen su confianza en Dios; al que, lo digo ya de manera personal, sí se le puede conocer.
Por otro lado, muchos creen que pasar por una universidad les puede dar el conocimiento o la preparación que procuran. Y, dependiendo de las circunstancias, pero sobre todo de la visión que se tenga para cursar una profesión, es que así llega a ser. Porque un ingeniero podrá resolver las ecuaciones más complicadas, elaborar las maquinas más sofisticadas, pero, ¿quién de ellos ha logrado inventar la máquina que registre la presión mental que enfrentan los alumnos al estudiar?, ó, ¿qué neurocientífico es capaz de medir lo que el corazón siente? “Tres Idiotas” ridiculizan a todas esas gentes que basados en el sistema educativo que tenemos aseguran que se puede alcanzar un mundo mejor.
Un estudiante primerizo a lo primero que se enfrenta es a sí mismo cuando llega al salón de clases y tiene que decidir entre exteriorizar lo que es y que lleva desde su casa, o a emular a los otros. Luego entra en una lucha constante con los demás. En este sentido cabría preguntarnos: ¿Qué papel desempeñan las calificaciones en la escuela y que efecto provocan en el alumno? ¿Es bueno o positivo que se les etiquete desde niños entre “burros” y “aplicados”? Seguramente nuestro entrañable amigo Olmo Fregoso Bailón estaría entusiasmado al responder estas preguntas.
Uno de los jóvenes, el más pobre de los tres, casi pierde la vida por lealtad a sus amigos. Sin embargo, la actitud que asume en el episodio donde acude a una entrevista de trabajo son muy admirables. Él les dice a los empresarios, quienes le piden cambiar de actitud para ganarse el puesto, que ésta no es parte de negociación: “He pasado tanto tiempo en el hospital, me tomó mucho sacrificio hacerme de esta actitud, que haré que mi vida valga la pena a pesar de no tener el trabajo».
Esta película, la última que vi al cabo del año pasado, trae lecciones de moral, de ética y amor que te conmueven en ratos, y que te hacen reír en otros. Son una guía para aquellos que aún tienen dudas en cuanto a la carrera que han de cursar en la universidad. “Tres idiotas” se ha convertido hoy en una de mis películas favoritas, junto con “La tercera palabra”, del inolvidable Pedro Infante.
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