Ahuacatlán, mayo 23.- (Redacción).- La Ford Explorer pasó “zumbando”. Parecía que llevaba el Diablo. Por el espejo retrovisor David Romero lo vio venir y apenas sí le dio tiempo de hacerse a un lado para dejar pasar aquel bólido manejado por un chamaco cuya edad seguro no pasa ni siquiera de los 18 años.
Al muchacho no le importó el tráfico vehicular ni peatonal de la avenida 20 de Noviembre. En un “dos por tres” arribó a las vías del ferrocarril y de ahí se regresó por la misma ruta y con la misma velocidad. ¡Mas de 100 kilómetros por hora!, a pleno mediodía y por una de las calles mas transitadas de le ciudad.
Al otro extremo, específicamente por la calle Morelos, un lujoso automóvil también se desplazaba a alta velocidad. Los “topes” le venían “guango” y ni siquiera los baches lo hicieron disminuirla. Detrás de éste, un Jetta intentaba darle alcance, como si estuviesen jugando carreras.
Son los Juniors de Ahuacatlán, hijos de “papi” y de “mami”, gente adinerada que hace y deshace escudados en su poder económico. Y nadie ha podido acabar con ellos; nadie ha podido meterlos en cintura. Solo basta desembolsar unos cuantos pesos para liberarse de la Ley.
Son ellos mismos los que al parecer han estado acudiendo a la zona de las jardineras para tomar, para beber, para fumar y quien sabe para qué otras cosas mas, principalmente los fines de semana. En resumidas cuentas, los Juniors de Ahuacatlán, lejos de exterminarse se han multiplicado.
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