AHUACATLÁN.- En su propio lecho, víctima al parecer de un repentino infarto al corazón, falleció el pasado fin de semana una joven mujer a la que algunos consideraban dentro del género de los personajes típicos.
Su nombre correcto no fue posible obtenerlo, pero todo mundo la identificaba simplemente como “Tina”, una hembra de hablar rápido pero extremadamente sencilla, nacida quien sabe dónde pero radicada desde hace muchos años en esta ciudad, por la calle Morelos específicamente, a un costado de la plaza de toros El Recuerdo.
Tina vivía bajo la protección y cuidado de don Nacho Casas, hijo de aquel hombre delgaducho que conducía diligencias – a principios del siglo pasado –, es decir de don Loreto Casas.
Tina y don Nacho vivían solos en el referido domicilio, es decir cerca de la plaza de toros; y cuentan que no hace muchos días se vio en aprietos debido a una inesperada enfermedad, aunque no riesgosa.
Sin embargo nadie sabía que su final llegaría poco después, pero de un infarto, ahí mismo en su domicilio, recostada en su camastro y sin dar signos de nada.
Don Nacho al parecer no se encontraba en esos momentos, y cuando llegó le extrañó no ver a Tina; y al acudir a su habitación la encontró recostada en su cama. No respondía a los llamados. Tocó su cuerpo y fue entonces que se dio cuenta que estaba helada y su corazón ya no latía. Tina había muerto. Fue sepultada el sábado por la tarde en el panteón municipal. DESCANSE EN PAZ.
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