Después de dos años de abstinencia por la pandemia hoy regresa este tradicional festejo en Jala
JALA.
Llueva, truene o relampagueé, los habitantes de este Pueblo Mágico de Jala podrán revivir, después de dos años de abstinencia –por la pandemia-, los festejos en honor a la Virgen de la Natividad, en el barrio del mismo nombre, situado al poniente de la población.
Una conjunción de actividades religiosas y populares es lo que distingue a la fiesta, con danzas autóctonas, bailes folclóricos, música en vivo y…el platillo principal: ¡La quema de la sierpe!
El comité elegido para esta ocasión no ha escatimado esfuerzos para armar un programa festivo plagado de mil colores y esto inició incluso desde antes de iniciar el novenario con una serie de acciones, destacando en ese sentido la construcción de la nueva escalinata y la rehabilitación del alumbrado público del Cerro de la Cruz.
Pero en estos festejos colaboran de manera tripartita tanto las autoridades municipales como la comunidad católica y el comité del barrio, en otra tradición más de las muchas que distinguen a este poblado, donde se producen los elotes más grandes del mundo.
Desde iniciar el alba y hasta casi la medianoche hay varias actividades, pero el punto más llamativo sin duda alguna es la quema de ese espantajo que simula una serpiente de 7 cabezas, misma que es bajado con una cuerda desde el cerro contiguo hasta descolgar en el templo del barrio, en un bello espectáculo de fuegos pirotécnicos.
La gente es muy hospitalaria; los jóvenes se suman por montones; se organiza un baile y también se instalan juegos mecánicos, bandas musicales y obviamente abundan los puestos de comida. Ojalá y que las condiciones meteorológicas permitan que esta celebración tenga la lucidez deseada.
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