Ixtlán del Río, marzo 29.- (Francisco J. Nieves Aguilar).- El panorama político en el municipio de Ixtlán –al igual que como ocurre en todas partes—sigue siendo muy confuso; pero llama la atención en este caso el equilibrio de fuerzas y los fuertes antagonismos que existen entre los aspirantes a los distintos puestos de elección popular.
Este municipio –hay que recordar– de 1996 a la fecha ha sido gobernado por tres partidos distintos; y el primer paso lo dio Acción Nacional, en los comicios de 1996, luego del controvertido dirigente Salvador “El Chato” Muñoz, quien desbancó al PRI, en una contienda que sorprendió a todos los círculos políticos de la entidad.
Posteriormente el PRI logró recuperar la presidencia aprovechando la imagen del doctor José Antonio Ruiz Flores; pero luego fue entregada a “Convergencia”, cuyo partido “se saco la lotería” al postular a Héctor Javier Sánchez Fletes.
En el 2005 la presidencia municipal de Ixtlán volvió a manos del tricolor teniendo como timón al doctor Everardo Sánchez Parra; y en las elecciones del 2008, el Partido Acción Nacional regresó a la senda del triunfo con Héctor Javier Sánchez Fletes a la cabeza.
El reacomodo de fuerzas, aunado al trabajo que han venido realizando los actores políticos del estado y del municipio, torna el presente proceso mucho más interesante que los anteriores.
Cada cual teje su maraña y cada quien busca el cobijo en otros contendientes. Miguel Rivera Bernal, por ejemplo, al parecer está haciendo fórmula con Marco Antonio Ron Álvarez, quien busca su nominación como candidato a diputado, mientras que Héctor Romero González forma su mancuerna al lado de Luis Fernando Quintero del Toro.
El Chato Muñoz y Gustavo Rubio formaron una alianza para fortalecer sus aspiraciones, el primero como presidente municipal de Ixtlán y el segundo como diputado por el XIII distrito electoral.
Héctor Romero, según se infiere, simpatiza con el proyecto de Guadalupe Acosta Naranjo como precandidato a gobernador, mientras que El Chato Muñoz no oculta sus preferencias por doña Martha García; pero Miguel Rivera “no da color” en ese sentido.
Por lo que respecta al PRI al parecer no hay más fórmula que la que integran el profesor Francisco Javier González Lizárraga y Héctor Aguiar, sólo que el trabajo de estos ha sido muy discreto.
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