Erase una vez en un pueblo muy hermoso llamado Ixtlán del Río, vivían dos ancianitos llamados Don Eucalipto y Doña Obsidiana, los cuales diariamente conversaban sobre cómo era su vida cuando eran jóvenes; sobretodo les encantaba platicar de las anécdotas que sus abuelos les contaban cuando eran niños. Ellos pensaban que los jóvenes de hoy no teníamos memoria histórica y que vivíamos la vida tan aprisa que no valorábamos nuestro origen, nuestra cultura, ni nada que oliera a pasado, que solo vivíamos en el Internet, en el Celular, los video juegos y que las únicas conversaciones que teníamos eran solo por Facebook.
En una tarde soleada bajo la sombra de de los arboles que adornan la plaza de armas “Eulogio Parra” de su hermoso pueblo, don Eucalipto le dice a doña Obsidiana.
Don Eucalipto.- ¿Sabías que disque quieren hacer un museo en Ixtlán? que se llama queesque eco eco Eco museo o no sé qué. Y le contesta
Doña Obsidiana.- Sí, ya me dijo la vecina que disque es pa promover la cultura y las tradiciones de nuestro pueblo, que es un museo que están promoviendo la Secretaria de Educación Pública en Nayarit y los de la cultura eso INACHCH.
Don Eucalipto.- Jajajaja INAH, INAH Doña obsidiana.
Doña Obsidiana.- ¡Ah! pues yo no sé qué es eso!
Don Eucalipto.- Pues son los antropólogos esos disque de la historia.
Doña Obsidiana.- Ahhhhh.
Don Eucalipto.- ¿Entonces que más le dijo la vecina pues?
Doña Obsidiana.- Calma, calma don Eucalipto que ahorita le cuento, dice mi vecina que van a hacer rutas para que podamos ir a visitar los lugares más importantes de aquí y que unos niños son los que nos van a guiar, que disque porque ellos ya aprendieron de la historia, ¿Usted cree?
Don Eucalipto.- ¡Qué van a saber esos muchachos! si ellos ni conocieron como se paseaba por la plaza en fiestas patrias y nos quebraban los cascarones de huevo llenos de confetis en la cabezota, ellos ni vieron que re chulo estaba mi pueblito con sus calles empedradas, ni qué bonito se divertía uno cuando se bañaba en los ríos, ¿se acuerda doña Obsidiana?
Doña Obsidiana.- ¡Pos claro que no Don Eucalipto! pero mire véalo por el lado amable, el recordar es vivir pa nosotros, pero si los jóvenes de hoy no conocieron cómo era nuestro pueblo y cómo se vivía antes, pues aunque sea de voz de los viejos como nosotros o de esos del inachh hay que contarles nuestra historia; si no lo hacemos así pues ¿qué vamos a dejar de herencia pues?, yo digo que está bien ¿o no?
Don Eucalipto.- Tiene razón doña Obsidiana; qué bueno que se haga el Eco museo para que los jóvenes conozcan nuestra historia y los viejos como usted y como yo, recordemos esos tiempos tan bonitos en los que fuimos tan felices.
Doña Obsidiana.- Así es don Eucalipto, pero el próximo miércoles le platico que más me dijo mi vecina. Pero qué cree don Eucalipto, ya me voy, porque por andar de platicadora ya se me quemaron mis frijoles.
Don Eucalipto – Jajajaja ¡Ah que doña Obsidiana!, pues nos vemos el próximo miércoles para que me platique de esas historias que parece que están haciendo eco en mi pueblito.
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