El horrible ogro que todos odiaban por su agresividad compró en la tienda un espejo de su propio tamaño. Lo colocó en uno de los muros de su palacio. Podía verse en él de cuerpo entero.
El vendedor le había asegurado “algo” que terminó por convencerlo:
- Este espejo lo embellecerá, mi excelentísimo Señor, se verá usted en él como siempre quiso verse, el único secreto es que debe mirarse directamente a los ojos.
Pasaba horas el ogro frente al espejo comprobando sus bondades. Era cierta la promesa del tendero, podía verse allí como siempre había soñado ser.
Cambió el ogro su mirada sobre sí mismo, y consiguió que todos lo vieran distinto, a pesar de que su cuerpo no se había transformado físicamente. Ya no era tan horrible para los demás, porque había comenzado a embellecerse para él. Ya no era odiado por todos, porque había aprendido a quererse en el espejo.
Moraleja: Descúbrete a ti mismo con amor, para que los demás comiencen a quererte. Nadie puede llegar a querer a las demás personas si primero no logra quererse a sí mismo.
El querernos a nosotros mismos no se trata de llegar a ser como aquél que cuenta la leyenda que se llamaba Narciso y que se contemplaba todos los días en el agua de un pozo hasta que se cayó y se ahogó. Eso se llama narcisismo.
Más bien se trata de cuidar nuestra salud evitando todo lo que nos daña como el exceso de alcohol, cigarro, desveladas y otras cosas más. ¡Seamos cuidadosos!
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