ANDRÉS MONTERO FLORES
¿Cuántos Ahuacatlenses duermen sobre un tesoro sin saberlo? ¿Cuántos corrales, casonas, adobes, entierros, relaciones y fortunas enterradas en los lugares menos sospechados en Ahuacatlán tenemos hoy?
Últimamente se han precisado al menos cinco puntos con intrigantes evidencias. Déjenme reseñarles algunos de antaño a partir del movimiento comercial del corredor Guadalajara-San Blas, entre 1700-1900.
1- El creciente tráfico por la Calle Real incluía el traslado de grande capitales en cuño de plata y oro, incluyendo el producto de las mismas minas de Ahuacatlán en la Sierra de Pajaritos, entre muchas otras de la región.
2- A la falta de bancos, cuando brotaban insurrecciones militares, se resguardaban los capitales
a).- En casas de familias pudientes, que garantizaban seguridad.
b).- En improvisados lugares cercanos libres de sospechas.
c).- A las orillas del camino real en casos urgentes.
d).- En guaridas remontadas en el caso de botín de ladrones.
Así, se conoce de varios entierros:
a).- En la prolongación de la calle Zaragoza, entre El Ceboruquito –al empezar la colonia Juárez– y el entronque del puente de La Presa.
b).- El entierro de reliquias religiosas de oro de los primeros franciscanos en el templo de Xochipilli por la calle Vicario, esquina sur-pte.
c).- La media relación de plata bajo la vieja hornilla que había en la cocina del Mesón Olas Altas y el botín enterrado junto al mango del mismo.
d).- Las cuantiosas relaciones Lozadeñas encontradas en la Plaza de Toros El Recuerdo, por calle Morelos.
e).- Las tres cargas de oro olvidadas en la noria del Mesón Partida, esquina de Libertad y Morelos, luego de una balacera entre soldados y rebeldes.
f).- El entierro de la fortuna de la familia Ulloa que está bajo un túnel debajo del antiguo Hotel Espinoza, contra esquina de la presidencia. Y otros en la vieja planta de luz.
g).- Los entierros que se conocen en La Casona en el Salto de Agua y los Lavaderos de los Ulloa, frente al tiro al blanco.
h).- Los entierros Lozadeños en la Cueva de la Cañada Honda Ote. del Volcán Ceboruco, a donde algunos muchachos –hoy ancianos ya difuntos– les proveían de víveres.
i).- Los costales llenos de cuño áureo que apresuradamente le encargaron al herrero don Rafael Montero López en 1895 dos forastero a quienes perseguían, atraparon y ahorcaron en El Jaboncillo.
j).- El contenido misterioso en el pasaje sin fondo de la Cueva de La Coyotera, como guarnición de ladrones de diligencias.
k).- La tumba revestida de plata que rasgó un campesino de Marquesado en el viejo Camino Real en el Ceboruco en 1995.
l).- La tonelada de oro enterrada a 13 metros bajo la banqueta de la casa Del Toro en la calle Morelos 185.
m).- La cruz chapada en oro de 1.20 x 1 mt. con incrustaciones de piedras preciosas encontrada el pasado enero /06, en los portales frente a la presidencia.
n).- Y los varios encuentros recientes de metal áureo por parte de albañiles en la tumba de viejas fincas y bardas de adobe.
En fin; a cada paso podríamos encontrar insospechadas sorpresas a lo largo de la Calle Real de este importante Cantón de Ahuacatlán. ¿Sueños dorados?
Estos misterios son una realidad en pueblos como este donde cada rincón olvidado de viejas glorias podría guardarle una sorpresa a algún afortunado.
¡Pero no se apresure!, tenga cuidado con los gases tóxicos que suelen acumular éstos lotes que llevan a la tumba luego a algún arrebatado.
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