La toponimia histórica y teológica coinciden ene que debería ser así, junto con muchos más.
El nombre Isabel procede del griego antiguo Elizabeth y del herrero Elishevá, que significa “una persona para quien Dios es un juramento”, ó también “Dios es un juramento, promesa o compromiso”, ya que fue conferido el atributo en que Elisabeth fue la madre de Juan El Bautista, quien también bautizaría en las aguas del Río Jordán al mismo Jesucristo.
Aguas transformantes, aguas purificantes, aguas de vida.
¿Qué significa y es un santuario?
Un santuario es un lugar que alberga flora, fauna y paisajes o eventos naturales excepcionales que lo hacen único, y que deber protegido y respetado por su fragilidad e importancia para la naturaleza y la sociedad presente y futura.
Esta necesidad humana consignan responsabilidades compartidas desde su origen en las palabras declaradas del viejo profeta cristiano San Juan desterrado en la Isla de Patmos:
«Entonces se abrió el santuario de templo de Dios en el cielo… y para destruir a los que están destruyendo a la tierra»…. «Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Así que adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y lo manantiales».
—- San Juan; Apocalipsis 14:7; 11:18-19)
La tierra hermosa:
Un bello relato histórico —casi poético— durante la llegada de los españoles en 1530 describen tal cual ésta región occidental:
El 7 de mayo llegué a Ispán (Ixtlán) y todos estos tres días por muy perversos caminos de sierras, y allí me salieron de paz y dieron mucha comida… La Hueste se hallaba ya en la maravillosamente fértil y bella meseta nayarita acercándose a la confluencia de las cordilleras en cuyo cruzamiento bosteza el volcán Ceboruco. Esta extraña región plutónica, tibio Edén de rocas ígneas de dantescos perfiles, de planicies tan cubiertas de flores y hierba que parece que estalló el arcoíris y matizó con sus colores la húmeda tierra… [Nuño pág. 355].

El martes se llegó al paraíso de Ahuacatlán… La fertilidad de la tierra, la abundancia de sus aguas, el fuerte contaste de la vegetación risueña y brillante con lo sañudo de las negras rocas volcánicas del vientre de las peñas saltan las aguas… [Portillo y Weber; pág. 325].
El esbozo histórico del conquistador extremeño parecen reseñar las plegarias de un hombre de guerra anhelando paz duradera:
Tú cuidas la tierra y las haces inmensamente fértil y rica. El río De Dios corre lleno de agua. Tú abasteces de grano al hombre porque así preparaste la tierra. Empapas sus surcos y emparejas su tierra arada; la ablandas con lluvias abundantes, bendices sus brotes. Coronas el año con tu bondad; tus senderos rebosan de abundancia. Los pastos del desierto rebosando y las colonias visten de alegría. Los parados están cubiertos de rebaños; los rebaños, los valles, tapizados de cereales. Gritan en triunfo, sí, cantan.
— Salmo Canción 65:9-13.
Toda la bendita región sureña del Nayarit actual desde antiguo: manantiales, arroyos, ríos y lagunas se nos ven así consignados a nuestro resguardo divinamente compartido para su preservación pues la visión apenas comienza con el despertar de una Nueva Sociedad consciente, activa y en movimiento.
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