Fue un fin de semana lluvioso, fresco, nublado, desde el amanecer hasta el anochecer. Habíamos acordado acudir a la parcela de mi cuñado Pedro para “tirar químico”, pero las condiciones climatológicas averiaron nuestros planes. Pensé acudir a la panadería de “Los Nieves”, más de pronto me invadió la flojera. Preferí quedarme en casa viendo la tele.
Recostado en mi viejo camastro, me puse a reflexionar entonces: En ocasiones, todo nos parece carente de recursos. En ocasiones, el reloj no se detiene o corre despacio En ocasiones, nos resulta la vida aburrida En ocasiones, todo lo vemos y sentimos en plan negativo.
En ocasiones, algo nos azota y hace encontrarnos mal. En ocasiones, el día nos parece noche En ocasiones, los detalles parecen olvidados En ocasiones, nos sentimos tristes. Y solos en ocasiones, alguien parece traicionarnos.
En estos casos, me gustaría transmitirte que pese a todo, la vida es preciosa, que el sol alumbra cada día.
Y eso que hoy te resulta penoso, mañana lo verás mejor, pues, cada noche, una estrella te acompaña y está contigo.
Pero, particularmente, me encantaría decirte: Cuando te suceda esto Cuando las fuerzas te empiecen a flaquear, confía; alguien estará ahí para tenderte una mano.
Cuando las nubes no te dejen ver la claridad del sol, apártalas; pues de otra forma, no lograrás ver las estrellas sino la oscuridad de la noche.
Cuando no puedas dormir cada noche, sueña; solo se cumplen aquellos sueños de quienes los tienen.
Cuando alguien te falle sin más, no te detengas; nunca perderás tú, sino él, la vida se encargará de recordárselo.
Cuando tengas un buen amigo, consérvalo; es el mejor regalo, la mayor fortuna que puedes tener, ya que éste, jamás te fallará.
Y no olvides, cada día al levantarte dar gracias por lo que tienes, no por lo que se quedó atrás.
Solo de esta forma, podrás lograr esa paz interior tan deseada, la tuya, y lo que es mejor, la de los tuyos.
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