Historia contada por mi tío-abuelo, Cosme López.
JALA
En la tranquila localidad de Jala, se teje una historia que ha perdurado a lo largo de generaciones, un relato que combina la nostalgia de los tiempos antiguos con un toque de misterio que se cierne sobre el cementerio del pueblo.
La historia comienza con un recuerdo compartido por mi tío-abuelo Cosme López, residente de la finca de la calle Hidalgo, ubicada en las cercanías de la presidencia municipal de Jala y hermano de mi abuela Nicasia López, esposa de Dionisio Nieves, mi abuelo.
Mi tío Cosme, al igual que muchos otros habitantes del pueblo, solía rememorar un evento que ocurrió hace años, un relato que involucra a una niña llamada Simona.
Simona vivía en una modesta casa de teja en la calle Revolución junto a sus padres. En ocasiones, sus padres debían salir y la dejaban sola por un breve tiempo. La curiosidad y la emoción de la niñez a veces podían más que las órdenes de portarse bien en ausencia de sus progenitores.
Un día, Simona decidió desobedecer y aventurarse fuera de su casa. La adrenalina y la emoción la llevaron hasta el antiguo cementerio, que se encontraba cercano a su hogar. En esos tiempos, Jala tenía menos casas y árboles que en la actualidad.
A pesar del temor inicial, Simona continuó su travesía. Saltaba entre las tumbas, explorando el lugar con entusiasmo. Sin embargo, su aventura dio un giro inesperado cuando descubrió una tumba que yacía abierta, cerca del sitio donde reposaba don Epifanio Gómez, el fundador del ejido de Jala.

Cuando se acercaba para observar más de cerca, Simona tropezó y cayó dentro de la fosa. El golpe en la cabeza fue fulminante, y la niña perdió la vida en el acto.
Desde entonces, la leyenda de Simona se ha convertido en parte de la historia de Jala. Se dice que su espíritu deambula por el cementerio, a veces jugando en solitario y, en otras ocasiones, asustando a los niños que desobedecen a sus padres, como ella lo hizo en ese fatídico día.
Esta historia no solo se mantiene viva como un recordatorio de la importancia de obedecer las reglas y cuidar a los más jóvenes, sino también como un misterio que perdura en la memoria de los habitantes de Jala, un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan en un tejido de tradiciones y leyendas que enriquecen la vida de la comunidad.
Discussion about this post