El rentable negocio que está secando la tierra y elevando la temperatura.
AHUACATLÁN.
A pesar de las múltiples protestas surgidas desde la sociedad, las empresas tequileras siguen empecinadas en rentar tierras para destinarlas al cultivo de agave.
Esta práctica, aunque lucrativa para algunos, está causando graves daños ecológicos en la región.
Cada vez se siente más calor debido a la tala indiscriminada de árboles, mientras que la escasez de agua se vuelve un problema crítico.
Los mantos freáticos están desapareciendo, y los habitantes lo resienten en su vida diaria. Sin embargo, a las empresas tequileraspoco les importa el impacto ambiental. Continúan expandiendo sus cultivos sin restricciones, en un afán desmedido de producción.
Por otro lado, los dueños de parcelas encuentran en el alquiler de sus tierras una opción más rentable que el cultivo de productos tradicionales como el maíz.
Esta situación ha llevado a que en municipios como Ahuacatlán, Ixtlán, Jala, Amatlán y San Pedro Lagunillas, los magueyales se extiendan sin control, sustituyendo montes enteros y afectando el equilibrio ambiental.

Paradójicamente, los precios del maguey se han desplomado, pero aún así, los productores prefieren seguir apostando por esta planta, ya que consideran que su rentabilidad supera la de otros cultivos.
La pregunta entonces es inevitable: ¿cómo solucionar esta situación? ¿Será posible encontrar un punto de equilibrio entre la industria tequilera, la economía local y la preservación del medio ambiente? La respuesta, hasta ahora, sigue en el aire.
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