AHUACATLÁN. – La zona centro de la ciudad aún no se despejaba del todo. jóvenes eufóricos empinándose a esa hora su cerveza, desvelados, caminando en zigzag, sentados con la cabeza inclinada hacia abajo como queriendo dormir. Otros acostados de plano en la banqueta o en los prados. En fin.
Faltaba todavía un buen rato para que apareciera el astro rey, pero desde esa hora se empezaron a movilizar las cuadrillas de la Dirección Municipal de Servicios Públicos Municipales, y el objetivo no fue otro sino el de recoger a la mayor brevedad posible la inmensa basura acumulada.
De esta forma y contrario a lo que se había observado en años anteriores, el centro histórico de Ahuacatlán no exhibió la inmundicia de otras veces. Los trabajadores del mencionado departamento trabajaron a fondo para recoger la enorme cantidad de desperdicios que se generaron durante la culminación de la feria.
Fue en resumidas cuentas, un 5 de octubre diferente, con un rostro limpio y en estas tareas habría que destacar desde luego la que realizó el área de aseo público.
Se presume que fueron más de 100 toneladas las que se produjeron durante la feria; pero el punto más álgido sin duda fue el 4 de octubre. Bolsas por aquí, bolsas por allá, vasos y platos desechables, botellas de plástico, desperdicios de comida esparcidos por el piso, papeles de todo tipo, y hasta toallas femeninas y condones.
De esta forma y con el afán de eliminar el mal aspecto, el cuadragésimo primer Ayuntamiento puso en marcha desde la madrugada un operativo de emergencia para retirar toda la basura que se había generado en la víspera.
Con escobas barredoras, rastrillos y otros utensilios, el personal de estos departamentos se empleó a fondo y, sudando la gota gorda inició desde muy temprano con las labores de limpieza en la zona centro.
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