Por la ruta de la historia
3.- Decidí caminar por el portal Hidalgo y casi en la esquina con la Allende, inicié la ruta de la antigua tienda la Perla, donde en 1927 con la leyenda “abre las puertas el Zarco”, me imagino la novela de Ignacio M. Altamirano, el insólito servicio radiofónico que tenía intrigada a la población en 1951 con don Carlos González. El restaurante El Rhin, nombre de río alemán, que con mesas en el pasillo del portal era un deleite de alcurnia en 1946 con Guadalupe Ruíz que por cuestiones de competencia, de la oferta y la demanda hizo zozobrar al Tupinamba y que a la vez en 1964 cerró sus puertas porque llegó la moda del rock del café Nápoles.
Lo que se llama el portal Largo, lugar de vendimias y puestos semifijos, arquerías del siglo XVIII y cristalizado por la familia Partida en el año 1892. La presidencia municipal de la época colonial, el virreinato en sus esplendores en la oscuridad del tiempo del esclavo y saqueo, con su cabeza de águila real como escudo y que Maximiliano Rivera renovó en 1933.
Sigo entre el ruido tan fuerte en que se ha trastocado la rutina de la ciudad y que por desgracia nos hemos acostumbrado. Del hotel Central salen personajes con sombrero de bombín y bastón, mujeres de sombreros adornados y absorto veo que los espera una diligencia que parten para San Blas. Estoy en el bello edifico la Tereseña, aunque solitario, que por un gigante y absurdo anuncio publicitario han tapado la placa, qué infortunio.
Cruzo la avenida Hidalgo donde el policía detiene el tráfico, pero súbitamente se detienen los arrieros que con rostros cansados esperan que crucemos los transeúntes del 2017. Dulces de la carreta y pronto me veo ayudando a jalar el exhibidor de dulces, de las cocadas, el jamoncillo, los garapiñados…de mi querido amigo Miguel Espinosa en 1958 con la Providencia, su chiflido y sus bromas sanas, heredero de la tradición de don Hermenegildo Ballesteros y de Sara Parada quienes desde 1922 brindaron los sabores ricos como de reyes.
Pollos la Picha, con sus mesas y sillas de madera en el portal Redondo, el chirrido de la manteca y los olores a condimentos, doña María Jerónima mujer de carácter, elaborando desde 1922 cuando parecía que la gente vivía en blanco y negro.
Enseguidita están las nieves de garrafa, la comunión del azúcar, la leche, el hielo y la garrafa que parece una trituradora deliciosa de 1938, expropiación petrolera y aquí veo pasar el contingente de apoyo al nacionalismo de Lázaro Cárdenas, las fuerzas vivas y sentidas, me detengo para verlos pasar y se escucha el fragor de la batalla verbal de los campesinos y artesanos. José Guadalupe Ruíz y Jesús Peña, con el Rìo y el Nilo.
Portal Redondo donde estuvo el hospital de indios, mercado viejo y que una placa pequeña ovalada de cantera marca 1889 de Cruz y Pedro Parada famosos canteristas. Atravieso por un costado la plaza principal y estoy leyendo la placa del ex hotel Bola de Oro cuando escucho que Lucio Blanco le salva la vida de un atentado a Álvaro Obregón, 1914, que está hospedado en este lugar que parecía apacible con su fuente central, sus pilares y habitaciones de 1824, para soldados, viajeros y comerciantes.
La tienda el Altito, por ser de los pocos comercios de dos pisos y balcones, venta de abarrotes y ropa de manta, atendida por José María Monroy en 1903, están comprando las bisabuelas en una mañana reposada y un cielo azul.
4.- La calle Zaragoza se engalana en este lunes 30 de enero porque dos placas instaladas en las paredes de estos lugares mágicos, tan especiales como la casona de la Secundaria Lázaro Cárdenas donde albergó otras escuelas y el murmullo de los doctores Guillermo Uribe y Roberto Coronado, junto con el gobernador Francisco García Montero y el insigne poeta Everardo Peña Navarro inauguran la mítica escuela Amado Nervo.
La foto oficial de un color nostálgico, sepia, se combina con la actual con el maestro Pablo Torres, Pedro Roberto Velasco, Anabel Murillo, Jesús Escanio, Roberto Parra, Teresa candelas y Rigoberto Guzmán Arce, que la banda de guerra hace solemne el acto.
Caminamos y entre la luz y la sombra ya está instalada la placa de la Quinta Ruíz, otrora mesones de los Fresnos y Verde. Baños públicos, don Guadalupe Ruíz con la nieve de garrafa y el centro de eventos sociales. Me distingo con mi cuerpo flaco, vestido de negro y mi pelo largo de Preparatoria, listo para ingresar con la pandilla, al baile de una quinceañera que desconozco… Nos vemos el próximo mes, siguiendo la ruta de la historia.
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