REPORT-ARCE
Agradable y muy conversadora, sobre todo cuando describe las alegrías, las dificultades, los retos y la satisfacción – muy personal – de servir a los demás. En este mundo de pirañas políticas o depredadores de presupuestos, resulta aleccionador y un ejemplo de trabajo, la organización de un club que está como el espíritu que circunda el valle y los ríos de esta ciudad carente de tanto; abarcando al municipio que requiere de mucho ante una mediocre política social.
Como reportero, pero más como ciudadano, es un honor convivir con María del Carmen Ramírez Sánchez.
- “Dígame Chata Ramírez, así me conocen”.
Ser testigo de este tipo de acciones sirve de aliciente ante un mundo indiferente por el prójimo, que me motiva a que mi espacio sirva a esta causa digna y de supremos encuentros con el necesitado.
Ella y su familia, su esposo Marco Tadeo, se enrolaron en el club hace cerca de nueve años en la época de Chelo Iglesias en donde participaban cerca de cien personas. Les gustó contribuir y me pidieron encarecidamente que no omitiera a ningún compañero, poniendo sus nombres porque le brillan los ojos cuando habla de todos ellos.
Durante la entrevista me interrumpen La Chata y Tadeo para darme otro nombre al momento que se acuerdan, porque hasta aquí traen cargando las imágenes, las cocinas, las casas, los ingredientes, el menudo exquisito cuidado durante la noche de esas ciudades de multiplicados semáforos , autopistas y construcciones de cristal y concreto, de metal y luces, que serían unas vidas trágicas y opacas en esas urbes, pero con el orgullo, el amor, la esperanza, la energía y la querencia, se levantan unas banderas lindas y humildes, sin egoísmos porque los integrantes recuerdan a los ancianos que necesitan muletas, despensas, sillas de ruedas con o sin motos, bastones, andaderas, camas de hospital, el camión para trasladar a los de capacidades diferentes, juguetes a los niños y para la población: el Tren de la Alegría, que es ya un ícono de nuestro terruño.
Escuelas e iglesias han sido beneficiados. Ayudan a los que consideran que vale la pena, como cuando llegó Sergio Rivera Curiel, joven maestro de una escuela media superior, solicitando apoyo para asistir a un concurso interestatal de inventos y este compa junto con sus alumnos inventaron un brazo artificial para que los futuros enfermeros se enseñen a inyectar. También fue el artífice de un portabebés para autos que poco a poco se inclina para ser cama y que el pequeño se duerma dulcemente.
Observo a los esposos interesados y ya Chata hace cuentas y saca resultados. Sé que les cumplió. Me llevan a la bodega y noto su gusto que todo lo que se ha traído ha sido gracias una red tejida con las mejores intenciones y que me recuerdan que el que actúa bien, bien le va toda la vida. Se les hace un nudo en la garganta cuando me llevan a sus confines, a sus preocupaciones, del gastar el tiempo en la nobleza y que se traduce en el rostro y de la mano agradecida de que haya personas ixtlec@s de este enorme corazón, que la verdad merecen un reconocimiento general, me pongo de pie y mis respetos absolutos. También para Roberto Parra y su señora esposa Teresa Candelas que acompañan en este proyecto que enaltece…(continuará mañana…).
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