El logro es de un equipo de ingenieros chinos que han trasplantado un vaso sanguíneo de manera exitosa y a manera de prueba en 30 monos rhesus y que amplía el panorama de la impresión 3D de la medicina y la biología.
La prueba en cuestión consistió en insertar un fragmento de aorta cuya estructura y funciones biológicas son las mismas que un vaso real, permitiendo el crecimiento de capas musculares y demás tejido celular necesario.
Este avance es particularmente alentador pues el éxito de la prueba radica en que además de funcionar correctamente como un vaso sanguíneo «real» suministrando células vasculares y sustancias bioactivas, a través de este medio, se podría usar para imprimir órganos como un hígado o riñones siendo ese su verdadero valor.
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