AHUACATLÁN.- El apagón se prolongó mucho más de lo imaginable. Inició a eso de las tres y media de la tarde; y no fue sino hasta cerca de las seis cuando se reanudó el servicio.
La repentina suspensión de la energía eléctrica sorprendió a todos. Sobrevino después de que cayera un rayo. No se sabe si fue esa descarga la que afectó las líneas.
Muchos pensamos que pronto se repararía la falla; ¡Pero nada! De esta forma, los que habitamos en la tierra de Prisciliano Sánchez – es decir, en Ahuacatlán – pasamos de la sorpresa a la desesperación, y luego a la indignación.
No sé cuántas veces intenté comunicarme a la Comisión Federal de Electricidad; pero creo que fueron no menos de 13 mil 877. ¡Nunca me contestaron!; y, ¿Para qué negarlo?, ¡Claro que me encabroné!
Ya me sentaba, luego caminaba, me recostaba por momentos, ¡pero la luz no llegaba! No podía usar ni el teléfono, ¿Prender la tele?, ¡Cómo!, ¿Sin luz? El Internet se esfumó. Tuve que usar un celular para intentar reporta la falla a la CFE.
Con todo y ello hubo un momento en me olvidé de este contratiempo; y fue justo cuando a Javier se le antojó prepararse un chocomilk, “¡Pero no hay luz!”, le dije. Su respuesta me hizo carcajear: “Que liase, aquí me lo tomo en lo oscuritas”.
En fin. El apagón que se registró ayer en Ahuacatlán – por espacio de dos horas – ocasionó muchos contratiempos a sus habitantes; y, hasta donde se sabe, también se registraron daños a algunos aparatos electrodomésticos.
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