AHUACATLÁN.- Sobrepasaba los ochenta años y don Simón Bautista Esteban gozaba de un vigor envidiable. Era hombre fuerte y trabajador. Los últimos años vivió en Guadalajara, donde murió a los 93 años de edad.
Su deceso sorprendió a los vecinos del Chiquilichi, quienes podían saludarlo todas las tardes a las afueras de su casa, donde se sentaba junto con Lupita Hernández, su querida esposa quien se le adelantó hace algunos años.
Don Simón era de ojos pequeños, tez morena y un corazón grande. Prolífico… Entre los hijos que tuvo se cuenta al profesor Camerino Bautista, José “Piche”, Héctor, Estela, Eva y María. Además, tuvo la dicha de conocer a muchos nietos y bisnietos.
Como buen jornalero, don Simón se levantaba muy temprano para ir al cerro, donde tenía sus siembras. También era un excelente leñador, oficio que le legó al mayor de sus hijos y nietos.
Su capilla ardiente se montó en su casa de la calla Minón número 280. Este viernes por la tarde se llevará a cabo una misa de cuerpo presente en el templo de San Francisco de Asís, para recibir posteriormente sepultura en el cementerio de esta localidad.
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