Report-arce
Las hileras de autos estacionados delataban la fuerte presencia de la nomenclatura sindical y política, la plana mayor de amigos y colegas de profesión del profesor J. Guadalupe Sánchez Jaime; gente del pueblo que fue invitada a este homenaje póstumo del conocido hombre carismático, ícono histórico de esta ciudad: el profesor Lupillo.
Me llevó Omar Ballesteros al evento. En la explanada del CENIX, saludo a su hijo Guadalupe, el mayor, y le entrego unos recortes de aquella entrevista del 2002 que le realicé a su padre.
Camino y como si trajera cámara pronto ingreso para escribir y voy recorriendo los caballetes que portan tantas fotografías de sus momentos de gloria y acompañado casi siempre por su amigo del alma el profesor Liberato Montenegro, todavía con pelo y bigote negro, eran los años setentas y el local se llena rápido, mientras contemplo cuando Lupillo juramenta como nuestro presidente municipal.
En otra con los cuadros de la vida priista, con los representantes eclesiásticos y bañado de pueblo con su vestimenta de camisa con cuello amplio y conjuntos de color. Dando el grito del 16 con bandera en mano y en el kiosco. Del otro costado están pendones del SNTE, sección 20, con las fotografías casi todas ovaladas y el rostro del profesor homenajeado en sus años infantiles y de juventud acompañado por diferentes postales del Ixtlán de los 50s.
Me siento sofocado por la dimensiones del evento. El estrado natural lo cubren de un manto negro y en la entrada norte del recinto está la mesa principal adornada al frente de flores y a su lado una estructura metálica con una pantalla que se asemeja a una estrella en plena explosión. La portada la cubre dos fotografías en un librero de las dos fases de la obra, de la vida del profesor Lupillo.
En el centro se despliega un cartel enorme ampliado de la invitación recibida que dentro del homenaje es la presentación del libro escrito por puño y letra del profesor Guadalupe. Y hoy 24 de agosto cumple 70 años, inicio del calendario escolar y nos hacen sentir plenamente que está sentado feliz de este encuentro con todos sus amigos.
Me acerco a tomar un vaso de refresco y busco el acomodo final en la cubierta. Son las siete de la noche y las sillas adornadas de blanco y un listón dorado se completan de marinos porque la gran carabela, el barco de los intensos recuerdos zarpa a los mares y en estas horas navegaremos tal como disponen los capitanes que se acomodan en el timón: los profesores Luis Ignacio Villanueva, Liberato Montenegro, Gerardo Montenegro Ibarra, Antonio Carrillo, actual dirigente de la sección, el presidente municipal Pepe Alvarado y el ex gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza.
Quedamos a oscuras y es un ambiente envolvente que causa impacto. Porque las primeras millas náuticas son llevarnos a la remembranza por medio de imágenes acompañadas por el historial. No se pueden leer por lo pequeño de las letras. Música de fondo donde sobresalen los violines y me da tristeza mortal porque somos efímeros y el profesor lo sabía porque aparte de tantas facetas que tuvo era un hombre que derrochaba sabiduría popular, y muy apasionado en sus aficiones como la corrida de toros. Me conmueve y termina la sucesión con la música que le gustaba con su frase “Cristo porque es eterno”.
Se van lentamente encendiendo las luces y siento que vamos viento en popa y se despliegan las velas y nos llevan agitados, en veces calmados al alta mar, es aquí cuando nos sujetamos de los mástiles. El hijo de Pepe Álvarez se encarga de presentarnos a los hijos Guadalupe, Sergio y Fabiola que con la voz de su sangre y su amor profundo de hijos nos presentan al padre de tanto cariño que sus intervenciones fueron de calidad oral hasta que Fabiola dijo una frase que me encantó: “no soy buena para dar discursos” con su voz angelical pero que desgarraba por la sinceridad.
Recuerdan que desde niños vieron entrar y salir al amigo íntimo de su padre. Las familias Montenegro y Sánchez estaban más allá de cualquier puesto de dirección. Simplemente eran amigos. Nestora la viuda se abanicaba nerviosamente. Después por intervalos presentan a los invitados especiales como ex diputados locales, ex presidentes municipales. Distingo a Marco Tulio Delgado, Héctor Javier Sánchez, Ramón Parra Ibarra, Ezequiel Parra, Ramón Parra Rivera, Antonio Tovar. Le reconocen su valiosa ayuda por las fotografías; ex dirigentes sindicales.
Estamos en navegaciones priistas y bien los discursos de los capitanes que evocan tantas anécdotas. Tuve la desgracia de que nunca fue mi profesor. Estuve a punto de ser su alumno en la Normal Superior y sé que a él también le hubiera gustado tener esa relación franca dando bienvenida a la discusión. Hace años lo entrevisté y como siempre lo recuerdo, cuando escucho las participaciones, con su clásica y eterna guayabera su sonrisa sincera, los lentes característicos y la palabra fluida por su agudeza mental y sobre todo el enorme acervo para defender sus principios.
Alma Rosa Preciado dirige el navío y remarca las virtudes familiares de su hermano que se sabía los apodos y nombres de todos. Participa Nacho Villanueva y al mar los inunda de flores y versos sonoros de Jaime Sabines. Retazos de la infancia y adolescencia de festejado en su querido y emblemático Barrio del Camote, el río y los sembradíos; los ecos de un tiempo que se hubiera ido sino haya sido por la conservación de estas crónicas expuestas. Nosotros callados nos dejamos llevar. Muy buena participación.
Gerardo continúa y la carabela está en las aguas mansas y llueven nombres, direcciones, oficios, artesanos, el pueblo de blanco y negro de nuestros antepasados, el registro y transcripción de la historia comunitaria y la vida artesanal que desapareció y tiene a Lupillo como un estandarte de lo que fue amor a su gente, a la microhistoria.
Una breve radiografía de lo que significa la obra y la vida llena de fiesta, tragos de licor y la música como generador de tantas alegrías. Siento que somos testigos que se están confesando con el capitán de recursos y que lo extrañan y lo quieren tener de nuevo.
El evento es totalmente por la piel, la carne y los huesos, por las emociones compartidas y los trabajos de toda índole y siempre estaba presente Lupillo.
Empapados, sí, pero felices. Seguimos navegando y viene Liberato y con su voz ronca nos dirige a que valoremos la capacidad del festejado su devoción por las frases que inventaba y las ocurrencias prontas, las mentiras geniales y la relación franca que se tuvieron. Surgen las neblinas del recuerdo incesante.
Ya van dos horas de travesía y las últimas participaciones en esta carabela son las del presidente Pepe Alvarado con el respeto y su vocación de servicio del homenajeado. Antonio Carrillo manifiesta que el profesor Lupillo fue dirigente sindical y que de joven como estudiante trabajando en la imprenta del sindicato conoció al festejado.
Un video intenso cuando Lupillo aparte de tantas aristas y facetas brillantes interpreta la canción que más le gustaba” La Higuera”. Estamos en su inmortalidad. Me imagino seguramente ante el estruendo de música de banda que mi amigo Lupillo, amigo de mi padre, estuviera llorando esta calidez de corazones unidos y la carabela llegando a feliz puerto.
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