Cuando éramos niños, adolecentes y aun hoy de adultos, la mayoría hicimos o practicamos algún deporte de nuestra predilección. Si tu eres de los que jugaban o juegan con los cuates de barrio, del trabajo únicamente para pasar el rato o para distraerse ¡Qué bueno!; pero déjame te hago una pregunta, ¿Acaso te gustaba perder en las contiendas? ¿Verdad que no?
Los ganadores siempre tratan de participar en el mejor equipo, ya que no les gusta perder. Cuando juegas con el mejor equipo, te sublimas en tu propia participación y haces jugadas de sueño, dignas de una profesión de cualquier liga deportiva. Y cuando eres la clave para que tu equipo triunfe en uno de esos juegos contra el equipo que siempre ha sido un rival muy duro y digno de competir y la jugada que hiciste lo hizo merecedor del triunfo, ¿Cómo se siente?
Estoy completamente seguro de que ese equipo tenía además de ti, otros muy buenos jugadores y un entrenador que sabía lo que enseñaba y los impulsaba a competir con el pensamiento en el triunfo. Y había también un ayudante del entrenador que a veces suplía cuando él no podía estar presente en el juego. ¿Te hubiera gustado que tus hijos hubieran visto lo que hiciste en ese juego para lograr el triunfo. ¿Te gustaría ser el héroe de tus hijos?
Tú eres un triunfador y ya tienes el mejor equipo para triunfar en la vida: TU PROPIA FAMILIA; sí; tu familia es tu equipo y tu eres el entrenador y además la estrella del equipo y tu esposa es tu ayudante. Lo que tú o ella hagan, es lo que van a hacer sus hijos. Lo que tú o ella hablen, es lo que van a hablar tus hijos. Lo que tú y tu esposa obtengan, es lo que van a disfrutar tus hijos.
Como tú y tu esposa se vistan, así se van a vestir sus hijos. Es el uniforme del equipo. Pero déjame te digo algo: Lo que tú y tu esposa les digan a sus hijos no lo van a hacer, a menos que ustedes ya lo estén haciendo. Los hijos hacen lo que los padres hacen, y no lo que los padres dicen; y cuando lo hacen por las amenazas de ustedes, existe un resentimiento que abre el espíritu de sus hijos y afecta su carácter y sobre todo su propia autoestima.
Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. Debes ser el héroe de tus hijos, porque si tu no lo eres, ellos buscarán algún otro héroe con el cual duplicarse y la mayoría son héroes falsos que van a enseñarles cosas que tú no quieres que ellos hagan. Lo que tus hijos son o están haciendo, es el ejemplo que han encontrado en su casa.
Espero que esto te ayude a reflexionar un poco; y si estás haciendo cosas equivocadas, decidas cambiar tus acciones para bien de ti, tu esposa y tus hijos. No des órdenes, y menos gritando. Da sugerencias, no pidas que hagan las cosas, comienza por hacerlas tu mismo. El líder del equipo es el mejor servidor, y si tienes un hijo insumiso dale gracias a Dios; él sabrá cambiarlo con la ayuda de tu ejemplo.
Trata de ser un nuevo hombre; el éxito y el triunfo te esperan. Tú no puedes cambiar de equipo, pero si puedes mejorarlo. TU PUEDES, ¡Decídete a hacerlo!; aun estás a tiempo. Actúa ahora, tus hijos están esperando decir ESTE ES MI PADRE, UN TRIUNFADOR. Que Dios te bendiga.
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