Cuando cursaba el segundo año de la licenciatura en Turismo, mi maestro de “Agencias de Viajes”, Miguel Ángel de la Rosa Pacheco, me enseñó que los hoteles se clasificaban por estrellas, dependiendo del tipo de servicios que ofrecen al cliente; y nos explicaba que había establecimientos con categoría de una estrella, de dos, tres, cuatro y hasta cinco – los más ostentosos –. Actualmente se ha agregado la clase denominada “Gran Turismo”, según me dicen.
Al concluir mis estudios profesionales logré colocarme en el hotel “De Mendoza”, de Guadalajara, Jalisco, en calidad de recepcionista. Era un establecimiento de 5 estrellas.
Dos años después ocupé la gerencia del Hotel Corita – Hoy Ejecutivo Inn –, el cual en ese tiempo se ostentaba como hotel de tres estrellas. Solo a tres o cuatro establecimientos se les consideraba como hoteles de cuatro estrellas – entre ellos el Fray Junípero Serra y el Motel la Loma, de don Mario López –.
Allá por 1985 me mudé a Puerto Vallarta atendiendo la invitación de mi amigo y paisano Toño Machaín. Un hotel de cuatro estrellas me abrió las puertas: El Tropicana, donde me desempeñé también como recepcionista.
Mi objetivo era trabajar en un hotel de cinco estrellas. Casi lo consigo en el Hotel Sheraton; un problema de familia lo impidió.
Estos pasajes de mi vida los venía rememorando el pasado viernes durante el viaje de regresó que realicé a Guadalajara. Omar se había posesionado del volante, y eso me dio la pauta para hacer algunas reflexiones:
Todas las personas somos como hoteles, ya sea Gran Turismo, 5 estrellas y de muchos pisos, o de menor alcance.
Y el tipo de “hotel” que somos, depende por entero de las estructuras interiores que tenemos ANTES de construir nuestro hotel llamado vida.
Las estructuras, son formadas por nuestros sueños, deseos y límites aprendidos durante toda una vida.
De la estatura de tus sueños, va a ser el resultado de tu hotel llamado vida. ¿Tienes límites? Vas a ser un hotel pequeño ¿Tus sueños alcanzan el infinito? Pues tu hotel-vida, va a tener la estatura del cielo.
Pregúntate si tu vida, ha sido resultado de las ideas y sueños que has tenido hasta ahora.
Naturalmente, si tus sueños han sido elevados, tu vida también lo es. Si tu vida no ha sido satisfactoria, con toda seguridad es por tus ideas.
Las circunstancias de tu vida encajan perfectamente para llenar las expectativas que tienes de ellas. Son bloques que llenan con precisión la estructura de tus sueños.
Si no estás satisfecho con la altura a la que llegará tu hotel llamado vida, hay una forma simple de hacerlo un hotel Gran Turismo ¡Cambiando las estructuras!
Tienes que añadirle más “pisos”, esto es: ideas más elevadas, sueños más ambiciosos y pensar diferente, para que atraigas como imán las circunstancias que corresponden a tu nueva estructura interior. A tus nuevos sueños.
Al llegar a Ixtlán me enfilé sobre la avenida Emilio M. González y reparé en las hojas que caían de un árbol, como corresponde al otoño e invierno.
Se me ocurrió que las hojas tiradas, son ideas que los árboles están desechando, como parte de su reflexión del año. Ideas que no les ayudaron mucho. Pero conservan las hojas que consideran útiles.
Y cuando sea primavera, tendrán una cantidad de ideas nuevas, reflejadas en las hojas que nazcan, que los llenarán de vida y entusiasmo, otra vez.
Al instante recordé también que se acercaba Navidad y Año Nuevo, época en la que hay que agradecer la venida del hijo de Dios, Jesucristo, así como dar un breve espacio y ver lo que logramos en el año.
Será momento entonces de desechar las ideas y circunstancias de tu vida que no fueron útiles, como hojas secas; pero hay que conservar las buenas. Y al llegar el 2017 hay que llenarnos de ideas nuevas, sueños diferentes ¡y a la carga!
Por eso, te invito a que cambies tus estructuras interiores si es necesario; ¡y ve por tus sueños! ¡Eres hotel Gran Turismo!; de eso estoy seguro.
Discussion about this post