Mis sospechas creo que resultan ciertas. Seguro tengo cara de delincuente y mi aspecto no parecer ser tan agradable. Esto lo pude ratificar la semana pasada cuando infructuosamente traté de desplazarme a la cabecera municipal de Amatlán de Cañas, ¡de raite!
Había pactado unacita con un personaje de la políticay quería aprovechar para realizar algunas transmisiones “en vivo” sobre oficios, historia, fincas antiguas, personajes típicos, etcétera.; sin embnargo, al menos esa vez me quedé con las ganas. ¡Nunca pude agarrar raite!
Los autobuses del “Nayar” cancelaron su “corrida” de las 8:00 de la mañana con dirección a Amatlán y esto ha ocasionado muchos contratiempos a los usuarios; pero también cancelaron el traslado de la una de la tarde, de Amatlán hacia Ahuacatlán. En fin.
Ese día, pensando en la dificultad para desplazarme hacia Amatlán —¡Y todo por no contar con un vehículo propio— me apersoné desde las 7:00 de la mañana donde inicia la carretera Ahuacatlán-Amatlán, a unos cuantos pasos del antiguo transformador, frente a un depósito de cerveza.
Te puede interesar: Quiere parecerse a Kim Kardashian.
Además de mi rostro de delincuente, no se pedir raite. Soy bastante tímido. Me atuve al paso de algún conocido y a los choferes que circulaban sobre esa trayectoria me les quedaba mirando desde que se iban acercando y los seguía con la mirada hasta perderse en la curva del cerrito, esperando que alguien se compadeciera de esta alma que clamaba el raite hacia Amatlán.
A veces imaginaba que se detenían para darme “el aventón”; pero luego me di cuenta que aminoraban su marcha debido a un tope que se construyó a escasos metros de ahí.
En una de esas se detuvo una camioneta, al parecer de modelo reciente. El conductor abrió la puerta, retiró lo que estaba en el asiento y me dije a mi mismo, “¡Ya chingué!”; pero no… nomás me ilusioné. El amigo simplemente me preguntó a dónde iba, le dije que a Amatlán y yo pensé que me iba a decir “Súbete” —¿Sí Chuy?… jajajajajaja—, pero solamente se limitó a murmurar: “Nomás voy aquí adelantito”. Triste y derrotado atiné a decirle simplemente “gracias, que le vaya bien”.
De todos modos ahí me mantuve. Me dieron las 9:00 y las 10:00 y las 11:00 —como dice la canción de Joaquín Sabina— y como no tuve suerte para el raite, regresé a mi casa abatido, cabizbajo y con la cola entre las patas, como se dice en el lenguaje coloquial.
Discussion about this post