¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que dejemos el espectáculo que se genera en las redes sociales sobre asuntos torales? Es curioso que la banalidad de las telenovelas que en otros tiempos enajenaban a las familias y que ahora objetan las nuevas generaciones, hayan sido sustituidas por los memes, la sorna en el Facebook y el orate que “vende tamales y atole” en las transmisiones en vivo.
Multiplique lo anterior al cuadrado en tiempos electorales y vamos a obtener un barullo que ni en el mercado San Juan de Dios se observa. El caso de las denuncias por la entrega de despensas del Programa de Salud Alimentaria (PROSA) es un claro ejemplo de cómo la legalidad y la impudicia pueden ir de la mano.
Tal vez si no hubiese un audio filtrado dónde el gobernador Roberto Sandoval pone este programa al servicio del candidato del PRI, la entrega de estos apoyos a las familias humildes no tendría por qué ser sometida al escrutinio público ni ser objeto del linchamiento político y jurídico de los candidatos y sus achichincles.
Con todo y eso tampoco se entiende cómo hay personas que aún se fían de que Toñito es la diferencia; de que se olviden de la represión a políticos, periodistas y líderes contrarios al gobierno durante el sexenio del Tigre Toño, quien encarceló a quienes ahora le alzan la mano; de cómo el Grupo Álica creció por las compras que hacía su gobierno a empresas de su propiedad. No por nada Martha Elena García tiene la visión de que la administración pública es semejante a una empresa con la que se puede lucrar. Sí, la misma que avaló el gasolinazo.
Es paradójico además que quienes traen las mejores propuestas no muevan al electorado. Se entiende que el dinero y el entramado de Cota y Toñito, de los partidos de viejo cuño, logren presentarse con más bombo y platillo en los actos públicos. Que traigan tras de sí a consultores y brigadistas que los ayudan a penetrar más en los pueblos del estado; pero no se justifica en la era de la información, que tengan la preferencia electoral.
Si ese mismo criterio lo aplicamos a quienes aspiran en el sur a la presidencia municipal, encontraremos que los candidatos más preparados para gobernar, se vale decir que los estadistas que saben bien la realidad a la que se enfrentan – exceptuando de esto a quienes valiéndose de su experiencia en la función pública solo pretenden seguir haciendo negocio –, son los independientes.
Del ejercicio hecho por El Regional de entrevistar a los candidatos, la evaluación es que las cosas están patas pa’rriba. Tal vez quienes lleguen a tener menos votos el 4 de junio, son quienes deberían ocupar el cargo para el que están siendo postulados. Esperaríamos equivocarnos y que a la hora de estar en la urna no se vaya a votar, sino que se vaya a elegir.
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