VALLE VERDE
En medio de un silencio extraño, resguardados en sus domicilios, pensativos y con un sabor amargo. Fue así como los habitantes de este singular rinconcito del estado perteneciente a la geografía de Ahuacatlán, recordaron Nuestra Señora de Fátima, su Santa Patrona.
Y efectivamente, en lugar de salir a la calle, degustar algún antojito, divertirse en el jaripeo o bailar en la cancha del lugar, los lugareños permanecieron en sus casas. No hubo festejos, ni “taquito”, ni “traguito” y tampoco “ruidito”, como decía el controvertido “Layín”.
La cancelación de los festejos patronales que año tras año se realizan en honor a la Virgen de Fátima, tiene su origen en esta pandemia que azota al mundo entero. Desde hace algunas semanas se anunció su inhabilitación; esto es con el propósito de evitar posibles contagios del coronavirus.
Solamente se ofició una misa y a puerta cerrada. Menos de 12 personas estuvieron en el templo escuchando la homilía del sacerdote responsable del templo. Pero hasta ahí nada más.
El Comité de Acción Ciudadana que preside José Luis Hernández, interrumpió los trámites que se venían realizando respecto a la organización de la fiesta. No se otorgaron anuencias para ningún evento masivo y tampoco se permitió a los comerciantes ambulantes expender sus productos.
La cancelación de estas fiestas que se ha realizado por décadas, quedará marcado en el recuerdo de las familias debido al coronavirus; y fue pues una celebración totalmente distinta a la de años anteriores. Triste, ¡Muy triste!
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