IXTLÁN DEL RÍO.- El tráfico de armas en México no tiene barreras. Por aire, mar o tierra son transportados los cargamentos. Las fronteras norte y sur de la República Mexicana se han vuelto vulnerables a los grupos delictivos que ingresan de contrabando el armamento para venderlo en diferentes puntos del país, logrando así evadir los cercos de vigilancia.
En el estado de Sonora por ejemplo, a pesar de los permanentes operativos de la Procuraduría General de la República –PGR- y de la estatal, el tráfico de armas no se ha podido detener.
A decir de las autoridades Sonorenses, una de las principales rutas de contrabando son las ciudades de Nogales, Agua Prieta, Nacozari y San Luis Rio Colorado.
Los estados de Coahuila, Jalisco, Michoacán y Nuevo León, presentan también el mismo problema, aunque en menor escala, se utilizan las mismas rutas del narco, pero en sentido contrario; una vez que las armas entran al país, su destino es variado se pueden quedar en cualquier identidad federativa o incluso salir por la frontera sur, aunque el crimen organizado tiene sus puntos de presencia principalmente en la capital de la república.
Y por lo que toca al estado de Nayarit, se dice que afortunadamente la labor de los militares ha sido más que importante para que el tráfico de armas no encuentre arraigo. Los retenes que continuamente se instalan en las carreteras que limitan con los estados vecinos han dado buenos resultados; tal es el caso de los retenes que constantemente se establecen en el crucero de Jala por donde se presume que ingresaba el mayor número de armas.
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