AHUACATLÁN
Como balde de agua fría recibieron los habitantes de Ahuacatlán la noticia del fallecimiento de Camilo Hernández Estrada, acaecido este martes al filo de la madrugada, en su domicilio de la calle Guerrero –casi esquina con 20 de noviembre- del barrio de La Otra Banda.
Hombre hacendoso por naturaleza, miembro de una reconocida y apreciable familia a la que se les identifica más como “Los Yerécuaros”; esto es debido a que sus ascendientes eran originarios precisamente de Yurécuaro, Michaocán.
Camilo profesó diversos oficios y fue también un hombre crítico por las injusticias humanas, lo que le hizo contar con muchas amistades, de aquí, de allá y de más allá, pero durante sus últimos años se desempeñó como chofer de taxis, en Ahuacatlán e Ixtlán.
Buen esposo y mejor padre, Camilo siempre saludaba con respeto y acompañado por una sonrisa. A veces le daba por bromear, con humor blanco y con el fin de hacer sentir bien a la gente.
Anteayer se acostó normal, como siempre y pensando en la faena que le esperaba al día siguiente. Dicen que de pronto se levantó y que al regresar se sentó en una silla. Ahí murió, al parecer de un infarto fulminante.
Su cuerpo fue depositado en la Funeraria Bañuelos de esta misma ciudad. Ahí fue velado anoche y su sepultura tendrá lugar este miércoles en el panteón municipal, después de la misa que se oficiará en su memoria en la propia capilla de la mencionada agencia funeraria, obviamente con las restricciones sugeridas por las autoridades de salud. DESCANSE EN PAZ.
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