748.-CLIMA
Enfrascados en actividades cotidianas surge un tema obligado, no es para menos, hace un calor en todo el país. En nuestra ciudad se percibe, se siente en nuestro cuerpo y lanzamos maltratadas, cómo golpean los rayos solares contra el pavimento, las calles solitarias a las dos de la tarde y nos estamos quedando sin árboles. El valle es una caldera que hasta en las sombras de los portales se sienten las ondas de calor intenso. Surgen los eruditos, científicos, ecologistas, los globalifóbicos, y creo que todos tienen razón. Nuestra alma necesita agua, frescura de nieve, tejuino, raspados. Literalmente nos estamos quemando. Recuerdo una pesadilla que era tanta la intensidad del calor que moríamos calcinados sin importar si estábamos en refugio. Se requiere abrir la conciencia y regresar a la naturaleza. Hay mucho qué decir, pero más el hacer como civilización.
749.- TRANSICIONES
Los ayeres vuelven como bellos recuerdos, junio era el mes de salida a vacaciones largas, venían los exámenes finales en hojas engrapadas y los nervios querían apoderarse de los niños de primaria. Después el trabajo manual, pintar las butacas, ensayar para el festival y escuchar el zumbido de chicharras por todo el campo. Ya venía el verano cargado con sus maletas de lluvias, y en el valle grandes manchas oscuras cubrían el paisaje. Una completa felicidad cuando no reprobabas a pesar de las intimidaciones de los maestros y regaños de las madres, nosotros queríamos ir por las calles sin huaraches para navegar en los increíbles arroyos de nuestra infancia, buscando monedas en los desagües. Liberados de las clases veíamos cómo nuestros montes se vestían de verde, de múltiples verdes. Seguir las travesías del agua en los ríos burbujeantes y crecientes. Que nos atrapa la lluvia bajo el puente de piedra. Regresar cargado de guayabas en nuestra camisa que servía como bolsa. Floraciones en los senderos, infinidad de insectos y era una sinfonía de la vida que desaparece al paso de los años y ya cuesta valor hacer las travesuras, el bañarse en la lluvia y asistir puntualmente al advenimiento del verano. La maravilla del ciclo del agua, la estación que produce los atardeceres más hermosos por la atmósfera de combinaciones.
El despertar del alma y los sentidos para respirar, oler, palpar, saborear, escuchar que la plenitud y sus transiciones existen.
750.-VOLCÁN
Nicaragua majestuoso con sus lagos y volcanes. Subí al cráter de Masaya, las fumarolas, gran abertura por donde respiraba la tierra, sus entrañas de vapor. El paisaje del Momotomo. Cruzar el pequeño país de El Salvador por sus montañas y llanuras, por la costa, estaban los enormes volcanes dominando el territorio en tiempos de guerrillas. Guatemala con su extensa vegetación, como vigía en el sureste el volcán de Fuego. El domingo tronó y lava, vapor venenoso. Muertes, heridos, desplazados y afectados por miles. El rugido, la irrupción, la naturaleza que domina y como siempre los pobres en la cultura de la muerte, enredados por la burocracia. Azorados por el implacable testimonio de palpitaciones planetarias.
751.-LORCA
Un aniversario más de inmortalidad de nuestro querido y leído Federico García Lorca. El más influyente poeta español del siglo XX, el de la generación del 27. Su vida de luces y sombras, evoco los versos intensos y viajeros, lo del alma y la visión metropolitana. La campiña española y los ojos de la mujer que se llevó al río. Un Poeta en Nueva York, El Romancero Gitano, Yerma, los poemarios que me llenaron la sangre de estrellas, mi arco lanzando melodías a los corazones. Ciento veinte años llevas en la inmensidad, del mar, el muelle y las gaviotas; en las cruces y senderos manchados de miseria humana cuando los malos te fusilaron, te quemaron, quisieron sepultarte, pero tus versos siguieron en la más bella libertad concebida y aquí te tengo como una muestra cabal que sigues vivo. Tus ojos negros, vestido de traje con moño, sonrisa que es enigma, es la fuerza de la fertilidad que trasciende y que consuela el mito de gitano. Canciones a la vida.
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