Por la ruta de la historia
Cierto bullicio por lo que se llamaba Calle Real, escucho el paso de las diligencias y el sonido del metal con la terracería, caballos agotados y herraduras, las piedras y el resplandor, pero reacciono porque estamos en la Avenida Hidalgo, crisol del comercio y a punto de la colocación de otro puerto de la historia, el recuerdo vivo que no queremos que se extinga.
En unos pequeños locales de venta de boletos del Pacífico y jugos, nos detenemos el maestro Pablo Torres y Joaquín Villalobos en la fachada de la casa de José González Íñiguez, originario de Guadalajara, Jalisco, donde estudió y fue campeón amateur de box.
En esta casa vivió el doctor, cuando llegó a Ixtlán a ejercer amplia y cabalmente su profesión. Por su relación directa con el box, se desempeñó como médico del ring en la Arena Coliseo de Guadalajara y en Ixtlán.
Fue integrante del Club Rotario de Ixtlán. Su nombre rotario era “Tracateras”. A él se debe que en 1970 los rotarios instalaran el equipo de retransmisión de la señal de televisión. Fundó y trabajó en la escuela secundaria federal “Amado Nervo” y así mismo en la Preparatoria No. 6 de esta ciudad.
A unos pasos y ya estamos en lo que hoy es la Ferretería de Francisco Jaime, la señora Marina Ramírez, que nos acompañan al igual que la diputada local Felicitas Parra Becerra, que ha sido una aliada para el sostenimiento del proyecto de Ecomuseo. Se agrega Esther Espinosa, el doctor Everardo Sánchez Parra, para ser testigos de la siguiente placa de cantera donde fue la Oficina de Telégrafos y Academia.
Construcción del siglo XIX, sufrió diversas modificaciones hasta convertirse en locales comerciales. Su estilo original fue el “Ixtlán Neoclásico” con columnas y arcos de medio punto, amplios corredores y patio central. Su propietario fue don Rafael Menchaca Manjarrez, quien la vendió a don Raúl Jaime García.
En los años treinta, aquí estuvo el Jardín de Niños de la profesora Petra Ramos Velázquez. En 1946 fue oficina de telégrafos, administrada por el señor Salvador Avilés Castro. En 1948 se estableció una academia secretarial dirigida por la profesora Leonor García Martínez. El edifico también funcionó como casa habitación y tienda de materiales.
Cruzamos y en un local que están remozando no se pudo colocar la placa por los trabajos que realizan. Se quedó cuando terminen la obra. Es en donde estaba la mueblería de Ramón Cortés. Esta placa representa para los ixtlecos algo especial porque es uno de los personajes más emblemáticos en nuestra agitada historia de pueblo, el escritor y catedrático Everardo Peña Navarro.
Seguimos en la brega para enaltecer que por acontecimientos, lugares y personajes Ixtlán tiene su llama encendida y las pasiones que están en cada esquina, en el polvo que nunca se ha ido y sin importar el paso del tiempo.
De nuevo escucho por la mítica Calle Real el trueno de las diligencias que están por llegar a cualquier mesón de este pueblo hospitalario.
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