
JALA.- Ni la asesoría ni los apoyos de recursos humanos han podido eficientar el trabajo en las oficinas de la Hacienda Municipal en Jala.
Aunque en parte se subsanaron los desaciertos en que el contador Delio Mendoza Díaz incurría al permitir que funcionarios del Ayuntamiento y otras personas de su confianza se metieran a su despacho, dejando con un palmo de narices a quienes hacían cola, lo cierto es que ahora el uso de fichas para tener un acercamiento con el tesorero es fatigoso e irritante.
Y es que mientras que en otras administraciones los colaboradores del tesorero asumen muchas responsabilidades, en Jala los subalternos no pueden hacer transferencias bancarias debido a que el contador es el único que tiene el “token” para ingresar al sistema de banca por Internet.
De este modo, casi todos los pagos se realizan mediante cheque, lo cual implica el que el tesorero y el presidente los firme, siendo que a veces ninguno de los dos está en la presidencia.
Por si fuera poco, se sabe que debido a la tensión que generan las largas colas de espera, hay algunos colaboradores que no saben tratar a los ciudadanos o, por ejemplo, a las trabajadoras del SUTSEM que tienen amplia experiencia en los menesteres de la contabilidad que allí se lleva a cabo.
Como sea, el presidente tiene tiempo batallando con esta situación.
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