AHUACATLÁN
Intempestivamente la moto dio vuelta hacia su izquierda repegándose peligrosamente a la Explorer. Tuve que dar un viraje hacia la derecha para evitar arrollarlo. Lo logré; sin embargo no pude evitar que “testereara” el espejo retrovisor. Casi lo rompe, pero afortunadamente el asunto no pasó a mayores.
Lo anterior ocurrió al filo de las 2:00 de la tarde de este lunes, en pleno corazón de la ciudad, ahí donde se interceptan la avenida 20 de Noviembre y la calle Allende, frente a “Novedades Maribel”. Pudo haber ocurrido un accidente de consecuencias graves. Gracias a Dios no fue así.
El motociclista conducía su vehículo a alta velocidad y sin medir el peligro. Manejaba su moto como alma que lleva el diablo, al igual que como lo hace la mayoría de los repartidores, los cuales incluso suelen rebasar por el lado derecho o haciendo zigzag entre los carros.
La gente poco a poco se va acostumbrando a observar a repartidores de comida, a tortilleros que circulan a toda velocidad por las calles de Ahuacatlán. Los oficiales de tránsito dicen tener conocimiento de esta situación, pero no hacen nada al respecto.
A veces surgen de repente, se meten donde sea –como la humedad– circulan en sentido contrario, dan vuelta sin precaución y muchas de las veces ni siquiera traen casco; pero lo peor de todo es que ponen en peligro no solo su vida, sino también la del peatón o del ciclista.
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