JALA
“Dios me iluminó para cambiar”, asienta la joven mujer de tez morena y delgada de figura.
Se trata de una fémina que viste atuendo en color café oscuro. Parece ser una túnica, incluyendo su velo del mismo tamiz. La acompaña otra mujer que viste ropaje similar.
A simple vista parecen pertenecer a algún convento religioso. Pero no; ambas aclaran que forman parte efectivamente de un grupo de oración que se identifica como “Misión Trinidad Sacrosanta”, con asentamiento en este Pueblo Mágico de Jala.
Mientras reposan en una de las bancas de la presidencia municipal, la encargada –de apellido Ascencio– confiesa que la citada agrupación religiosa surge por iniciativa de ella misma tras ser presa de una conversión inducida por Dios.
Esto ocurrió un 5 de octubre después de una tremenda parranda que inició la noche anterior y que se prolongó hasta al amanecer del día siguiente.
“Yo –dice, sin tapujos– era un desastre. Tomaba mucho alcohol, me portaba mal con mi familia, andaba de fiesta en fiesta y mi mundo era solo la diversión, la pachanga, amigos…”.
Una ocasión, justo un 5 de octubre, su mamá le suplicó entre lágrimas que dejara esos vicios. Ella al principio refutó y se resistió, pero afirma que de pronto sintió la presencia de Dios y que desde entonces vive entregada a Él.
Ese día fue su conversión y a partir de ahí se dio a la tarea de ayudar a más personas que, como ella, llevaban una vida desastrosa e improductiva. “Dios me iluminó para cambiar y ahora vivo para servirle el resto de mi vida”, comenta.
El grupo de oración “Misión Trinidad Sacrosanta” se conforma actualmente por veintitantas personas actualmente y entre todos realizan acciones comunitarias y de bien.
A través de ellos se le han hecho mejoras al templo de la Natividad, elaboran conservas, empanadas y otros productos que luego expenden para reunir fondos y seguir con sus obras sociales, como fue la compra de tres candiles nuevos, entre otros proyectos.
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